26/Apr/2024
Editoriales

Cuentete. La oportunidad se presenta una sola vez

El diputado Mardoqueo Martínez trabajaba arduamente haciendo méritos para ser candidato de su partido a senador de la república.

Sabía que se trataba de una aspiración mayor, pues al menos había otros ocho aspirantes con igual o mejor carrera que él, pero sentía que en chico rato podría caerle a él esa importante posición política.

Mardoqueo asistía normalmente a la parroquia del pueblo a orar y pedirle a Dios ese milagro, pues en su interior se sentía inferior a sus adversarios.

Luego de meses orando, una vez -en realidad o en sueños- se le apareció un ángel, la histórica criatura de luz que sirve de mensajero de Dios a los hombres.

_Me envía nuestro Padre para preguntarte qué es lo que más deseas antes de que inicien los procesos electorales.

Muy sorprendido por la aparición, el diputado Mardoqueo Martínez, titubeó para responder, pues ciertamente su sueño era ser senador, pero esta era una irrepetible oportunidad, así que le dijo al ángel:

_Alabado sea Dios, esto es muy sorpresivo e inesperado por mí. La emoción me turbó y pensarlo bien antes de responderle al Señor. ¿Podríamos vernos mañana para responderte?

Consultó con la almohada y concluyó que para senador había ocho aspirantes, pero para gobernador sólo había cuatro, y esta era la oportunidad que esperaba.

Se levantó tempranito para irse a la Parroquia y decirle su decisión al ángel que llevaría el recado a Dios: quería ser gobernador.

Desde temprano esperaba que abrieran la Parroquia y cuando ingresó se arrodilló e inició sus oraciones del día, para ambientar la presencia del enviado de Dios.

Estuvo esperando todo el día en la Parroquia, sin que se apareciera el ángel.

_Creo que le dije que pasado mañana, pensó Mardoqueo y se retiró a su casa a descansar.

Al día siguiente se presentó con mucha fe a orar y esperar de nuevo la aparición del ángel, pero tampoco apareció.

Al siguiente día, y al siguiente y durante 40 días subsecuentes sucedió lo mismo: el ángel ya no apareció.      

A Mardoqueo se le pasaron los tiempos electorales y aprendió que la oportunidad se presenta una sola vez, y si no se aprovecha, no regresa; aunque también podría interpretarse que los milagros deben pedirse para cosas alcanzables.