Junio 28 de 1834: Ordena el Cabildo Metropolitano de México a sus sacerdotes que durante la eucaristía pidan por la vida, salud, y éxito del presidente Antonio López de Santa Anna, el restaurador del estamento eclesiástico. Dos semanas antes, una multitud proclamaba gritando que Santa Anna era defensor de los intereses públicos mientras éste anunciaba la adhesión al plan de Cuernavaca. El 17 de junio, ALdeS destituyó a los consejeros de Gómez Farías: José María Luis Mora, José María Espinosa de los Monteros, Bernardo Couto, Manuel Crecencio Rejón, y Juan Rodríguez Puebla. Y tal como se esperaba, el 23 de junio se suspendieron varias leyes de reforma, que significó un triunfo para el Clero religioso. El enfrentamiento de Santa Anna con Gómez Farías solía terminar en un cambio de sistema político, conforme uno llegaba a gobernar y borraba lo hecho por el otro. Gómez Farías impulsaba las leyes de reforma que años después consolidaría Benito Juárez. Mientras Santa Anna con su naturaleza saltimbanqui, cuando regresaba al poder, podía estar en cualquiera de los extremos, liberal o conservador, centralista o federalista. Cuando sustituyó a Gómez Farías era un conservador a ultranza, protegiendo al clero, pero en 1836 promulgó la Constitución de las Siete Leyes, limitando los derechos y potestades de los estados, concentrando todo el poder en su persona. Antonio López de Santa Anna es todo un fenómeno político y militar que se explica sólo estudiando la idiosincrasia del pueblo mexicano. A pesar del daño causado a la nación, fue presidente ¡once veces! Lo que indica que el tipo tenía lo suyo, pues el ciclo recurrente era que lo eligieran presidente de la República, y en acto seguido se iba a su rancho “Manga de Clavo” en Veracruz, luego se nombraba un presidente interino, pero al poco tiempo le iban a rogar para que hiciera el favor de regresar a gobernar. ¿Usted sabe de algún otro presidente que cometa graves errores al gobernar pero que siga teniendo el apoyo de buena parte del pueblo?