05/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Noviembre 14 de 1910: Avisa el cónsul norteamericano en Manzanillo, Colima, al embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, que una persona fiable de Guadalajara le comentó que el 20 de noviembre habrá en México un levantamiento general del ejército contra Porfirio Díaz, financiado por Francisco I. Madero -que se encontraba en Texas- y que era probable que lo acaudillara el general Bernardo Reyes, que se encontraba en Europa.

Coincidentemente, el embajador Wilson tenía audiencia ese mismo día con el presidente Woodrow Wilson, a quien encontró afligido por los últimos acontecimientos en su país: los inconformes con su régimen se habían manifestado en forma recurrente, y la policía tuvo que disolver las manifestaciones de protesta. 

Estas inquietudes sociales coincidentes en ambos países, le permitieron advertir al embajador Wilson de que algo podía haber de cierto en el rumor que le había llegado por la vía del cónsul de Manzanillo: estallaría en México unos cuantos días después -el el 20 de noviembre- la Revolución Mexicana. Lo cierto es que en esta gran conmoción social, en la que después constató que ninguna injerencia tuvo Bernardo Reyes, el papel de la Embajada norteamericana será de un activismo exagerado y determinante para complicar más aún el proceso de emancipación que en forma natural se daba en México debido a la ausencia de democracia y a la existencia de una brutal desigualdad entre las dos clases sociales, la de aquellos que no tenían nada, frente a la opulencia que disfrutaban los privilegiados del sistema político nacional. Analizando las condiciones imperantes en aquel momento, ahora concluyen los estudiosos que, en términos reales, ni siquiera existía en México el segmento de población conocido como clase media. En los próximos días hablaremos más de lo sucedido en esta importante etapa de la vida nacional.