08/May/2024
Editoriales

Pagamos para que nos invadieran

Terminada la Guerra de Reforma -o Guerra de los tres años- Juárez se consolidó como presidente de la República, pero de inmediato inició otro movimiento político, ahora para instalar en su lugar a un mandatario de sangre azul, algún príncipe europeo que viniera a hacernos el favor de gobernar. 

Luego de que así lo decidiera una Junta pro-imperialista fue hasta el Castillo de Miramar, ubicado en Trieste, Italia, un grupo de mexicanos -la mayoría conservadores que habían perdido la Guerra de Reforma- a entrevistarse con el archiduque Maximiliano de Habsburgo para ofrecerle un gran país pleno de riquezas. 

El 10 de abril de 1864 se firmó el Tratado de Miramar, pues Maximiliano estaba en un estado anímico depresivo porque su hermano Francisco José le había arrebatado sus derechos de sucesión al trono austriaco.

Francia también firmó este Tratado, porque el nuevo Imperio Mexicano debía reembolsarle los gastos de su expedición a México -unos 270 millones de francos, es decir ¡50 millones de pesos!-, comenzando con 66 millones de francos y lo demás se entregaría en plazos módicos. Además México pagaría los sueldos de la legión extranjera, y la transportación de las tropas e indemnizar a los súbditos franceses que vivían en México y habían generado la intervención francesa. 

En resumen se pagarían 25 millones de francos anuales y los sueldos de los soldados que pelearían contra México. En pocas palabras, les pagamos para que nos invadieran, según propuso del grupo de mexicanos asombrados con las bellezas del Castillo de Miramar y el porte distinguido del matrimonio Habsburgo. Desde luego que faltaba la opinión del presidente Benito Juárez quien no abdicó, sino al contrario peleó la Independencia de México que había costado más de una década de guerra con España y miles de vidas. La historia de la invasión francesa es digna de que se conozca más, porque, para nuestra satisfacción y orgullo, culmina con la Batalla del 15 de Mayo de 1867 cuando el neolonés Mariano Escobedo rompe el cerco defensor del monarca Maximiliano en la Ciudad de Querétaro, siendo el triunfo militar nacional más importante en la historia de México.