08/May/2024
Editoriales

Qué bonito escudo tiene la Ciudad de Monterrey

Ciertamente nuestra nación ha tenido grandes héroes, pensadores, militares y políticos. Sus símbolos patrios han sido elegidos como los mejores, como sucedió en el año 2008 cuando la Bandera Nacional Mexicana fue designada la más bella del mundo.

En otro rubro, también importante, en el diseño de los billetes, recientemente el billete de cien pesos también fue calificado como el más bonito de todos.

En nuestro estado hay maravillas históricas que compiten con cualquiera dentro y fuera de la nación, y entre ellas está el Escudo de Armas de la Ciudad de Monterrey.

Fue el ingeniero coahuilense Vito Alessio Robles, como acucioso investigador histórico que era, quien encontró en el Archivo General de la Nación la Cédula Real que nos da luz y datos irrefutables del origen del escudo en comento.

Se originó cuando el 29 de septiembre de 1667, el gobernador del Nuevo Reino de León, Nicolás de Azcárraga, gestionó ante la Corona española un Escudo de Armas para nuestra Ciudad de Monterrey. 

En los tiempos actuales enviar una solicitud sería muy sencillo, pues el invaluable servicio de internet lo solucionaría, pero en el siglo XVII era toda una proeza.

Imagine usted lo que implicaba un operativo de tal índole con los modos de transporte disponibles, es decir, caballo, carreta y barco. 

Casi tres años después, el 27 de mayo de 1670, llegó a la Ciudad de México una solicitud de la Corte de España a la Real Audiencia de México, para que rindiera un informe preciso acerca de la Ciudad de Monterrey y sus autoridades que, osadadamente, habían hecho semejante planteamiento a la Corona española.

Rápidamente, el 13 de julio de 1671 -catorce meses después- la Audiencia envió su informe a Madrid y la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, en su calidad de tutora y gobernadora, a nombre de su hijo Carlos II, rey de España que tenía en ese momento once años de edad, expidió una Cédula Real el 9 de mayo de 1672.

Dirigida al virrey de la Nueva España, Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera, en un histórico documento le ordenaba que, a su vez, él ordenara que se llevaran al pregón los oficios de la Ciudad de Monterrey para aprobar el escudo que ella eligiera.   

Explica en este escrito que, como lo disponen las cédulas reales, los vecinos quedarían favorecidos ‘con este honor que muchos apetecen’ con las varas de Provincial de la Hermandad, alguacil, alférez, escribano de Cabildo, y otros oficios que acrecentarían el patrimonio real.  

La Reina gobernadora dio facultad al virrey Mancera para que, en nombre de su hijo el rey Carlos II, aprobara el escudo de la Ciudad de Monterrey, fechado el día mencionado.

Y un año después, el 7 de mayo de 1673, el virrey Mancera mandó ejecutar dicha Cédula Real, ordenando que se sacara al pregón y se informara al gobernador Nicolás de Azcárraga de lo dispuesto por Su Majestad.

Hay aún ciertas dudas acerca de quién es el autor del diseño del escudo de la Ciudad, pero la mayoría de los estudiosos del tema consideran que fue el propio don Nicolás de Azcárraga, quien además de gobernador, era capitán general del Nuevo Reino de León.

El escudo ha tenido -sufrido- varios cambios, y el primero fue el 30 de octubre de 1899, cuando el Cabildo le quitó la corona y le colocó un gorro frigio, según adujeron porque representaba mejor la libertad.

Y no fue sino hasta 1928, que el Cabildo encabezado por el alcalde primero Jesús María Salinas Jr., revocó ese cambio y se regresó la Corona, por tratarse de un asunto netamente histórico, no político. 

La belleza del escudo es indubitable, pues como marco tiene a dos indios con penacho armados de arcos y flechas. En el fondo están tres banderas de cada lado sobre elementos militares de cañones, balas y tambores de guerra.

Al centro del escudo está un indio flechando al sol que se asoma tras el Cerro de la Silla.

La pintura más popular es la que realizó el hijo del ingeniero Miguel F. Martínez, el admirable pintor Ignacio Martínez Rendón, con motivo del 350 aniversario de la fundación de la Ciudad. 

Un elemento que destaca la belleza del paisaje es que predomina el color verde.

Otros alcaldes le han metido mano añadiéndole frases no originales, pero afortunadamente hay ahora un reglamento del Escudo de Armas de la Ciudad de Monterrey, que impide que se le hagan modificaciones. 

Esto significa que podremos seguir disfrutando de esta maravilla histórica de nuestra Ciudad.