06/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Noviembre 28 de 1815: Trasladan a José María Morelos de la Inquisición a la Ciudadela, en Ciudad de México. Estaba preso desde el 5 de noviembre, pues El Siervo de la Nación era el enemigo mayor del Virreinato, al continuar la Guerra de Independencia iniciada por Miguel Hidalgo, haciendo temblar al Gobierno español. Para el 10 de julio, la Inquisición -desesperada- declaró excomulgados a quienes poseyeran una copia de la Constitución de Apatzingán, y a quienes no denunciaran estos papeles, o los propagaran. Y Más nerviosos se pusieron los realistas al enterarse que Morelos había escrito desde Puruarán al presidente norteamericano James Madison, para que reconociera la independencia de México, nombrando a José Manuel de Herrera como ministro plenipotenciario. La respuesta fue la clásica de Estados Unidos, prohibiendo que se apoyara a los insurgentes; pero eso no afectó en nada a Morelos.

El 28 de septiembre, salió el Congreso de Uruapan rumbo a Tehuacán, y él personalmente lo custodió, y como ese trance salió bien, el 5 de noviembre Morelos acompañaba de nuevo al Congreso que se movía ahora de Temalaca a Pilcaya, pero sorpresivamente fue atacado por el realista Manuel de la Concha. En el ataque Matías Carrasco prendió a Morelos y lo llevó a Atenango del Río. Allí comenzó el calvario del Siervo de la Nación, pues fue llevado a la Inquisición el 22 de noviembre y, a pesar de que el defensor José María Quilés propuso el canje de la libertad de Morelos a cambio de su ayuda para sofocar a la insurgencia, arrancó un proceso degradante para Morelos y para la insurgencia, pues las torturas hicieron que el héroe nacional diera informes que pusieron en peligro el objetivo de independizar a nuestro país. A pesar de su conducta dócil y de cooperación con sus enemigos, Morelos terminó fusilado el 22 de diciembre y sepultado en la parroquia de Ecatepec. José María Morelos y Pavón es uno de nuestros más grandes héroes nacionales.