26/Apr/2024
Editoriales

Un mandatario no es vitalicio

 

 

Un grupo de jóvenes estudiantes de la ciencia política viajaron por varias naciones entrevistando a sus dirigentes. Encontraron que en algunos países gobernaban Reyes o Reinas, en otros Jeques, Emires Jeques, Príncipes, Presidentes o Presidentas, y Primeros Ministros.

En un país presidencialista consiguieron entrevistarse con el líder al que denominaban Presidente. Al entrar a su despacho se sorprendieron porque era una oficina pequeña, sobria, sin muebles, sólo estantes repletos de libros y ni siquiera sillas donde descansar.

Ya los esperaba un hombre maduro y con mirada segura y apacible. Los jóvenes le preguntaron aspectos sociales, económicos y políticos de su país, y él respondía en tono convincente.

Hasta que un joven, el más audaz, le preguntó directo:

_Señor Presidente ¿cómo puede usted descansar si va a estar de pie siempre en su oficina? ¿dónde tiene su escritorio y su silla?

_Yo descanso de pie, le dijo y le repreguntó ¿por qué no veo en dónde están su escritorio y su silla?

El joven no esperaba esa pregunta pero luego de titubear un poco respondió:

_Yo no traje mi escritorio ni mi silla porque sólo vine a saludarlo, soy un ave de paso.

La respuesta del Presidente es una que debieran aprender todos los que gobiernan, pues le contestó ipso facto: Yo también soy ave de paso.

Los jóvenes se despidieron del líder de aquella nación.