05/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 18 de 1848: Atacan las tropas del gobierno a la fortificación del cerro del Cuarto, además de San Miguel, en el estado de Guanajuato, así como el cerro Tajado y Gritería. El padre Jarauta es apresado y fusilado; pero el ex presidente conservador y ex gobernador de Jalisco, Mariano Paredes, alcanzó a huir. Al día siguiente, el ejército del ex presidente Bustamante, viejo enemigo de Paredes    –que lo había derrocado de la presidencia junto con Santa Anna en 1841-, tomó la ciudad de Guanajuato. Este movimiento o alzada había nacido el 1º de junio anterior, cuando en Lagos de Moreno, Mariano Paredes y el sacerdote Celedonio Domeco de Jarauta, se pronunciaron por la continuación de la guerra contra Estados Unidos, pues la firma del tratado Guadalupe Hidalgo, el 2 de febrero de 1848 era una rendición incondicional a ese país y no estaban de acuerdo con él.

 Sin embargo, dos días después (junio 3), el general José de Joaquín Herrera asumió la Presidencia de México y al concluir la retirada de las tropas invasoras norteamericanas, reinstaló, el 12 de junio, el gobierno de la ciudad de México. Y en consecuencia, marcharon a Guanajuato los generales José Vicente Miñón y Anastacio Bustamante a sofocar el levantamiento de Paredes.

 La conclusión es que México no fue derrotado por Estados Unidos, sino que la derrota de nuestro país fue realizada por los propios mexicanos que estaban divididos y peleados todos contra todos.

 Mientras sufríamos la invasión, los generales mexicanos peleaban el poder de lo que quedaba de nuestra sufrida nación. Si no entendemos esas lecciones, merecemos los males que nos aquejan hoy y los futuros que podrían ser mucho peores. Urge encontrar la fórmula para que desde el púlpito nacional dejen de generarse diatribas y calificaciones negativas, pues la experiencia nefasta de estar peleados los mexicanos divide a nuestras fuerzas de defensa, y podríamos pagar otra vez muy caro. Queremos abrazos, no albazos.