05/May/2024
Editoriales

La migración en Nuevo León

Nuevo León siempre ha sido reconocido como un estado de tránsito para migrantes. Sin embargo, en los últimos años, ha experimentado una transformación al convertirse en un destino final, principalmente debido al incremento de medidas adoptadas por las autoridades migratorias de Estados Unidos para contener el flujo de personas indocumentadas hacia ese país. Es importante mencionar que este flujo migratorio tiene su origen en la migración de los primeros colonos ingleses y europeos que se establecieron en la costa este

  Ahora, cada vez son más frecuentes la llegada de oleadas de personas de otros países por nuestro territorio. Hondureños, haitianos, salvadoreños y venezolanos, por mencionar algunas nacionalidades, deambulan en las plazas, calles y avenidas de la zona metropolitana, porque que las casas de atención migrantes que administran tres respetables sacerdotes católicos, se ven constantemente rebasadas en cuanto a la capacidad instalada.

 En esas casas los migrantes encuentran, además de una cama y comida, paz, tranquilidad, seguridad y desde luego, asesoría legal y psicológica, ya que dejar sus tierras, a veces su familia y hasta sus costumbres no es nada fácil, pero prefieren afrontar el cansancio, las extorsiones, la inseguridad, las injusticias, el hambre y lamentablemente en ocasiones hasta la muerte que seguir viviendo en un país que no les ofrece nada.

  Hace años la migración era básicamente de hombres, quienes buscaban llegar a Estados Unidos para trabajar y mandar los dólares a sus familias que se mantenían en sus lugares de origen. Hoy migran familias enteras, muchas mujeres y niños que son más vulnerables por su condición de mujer e infante.

 Conocí el testimonio de una mujer venezolana que está albergada en Casa Nicolás. Salió con su hijo pequeño en busca del sueño americano. Cruzó a salvo la selva del Darién que se ubica entre Colombia y Panamá, una de las más peligrosas del mundo; no sólo por las bestias salvajes o el calor extenuante, sino porque está llena de narcotraficantes y grupos criminales que abusan de la población migrante.

 Dijo que en el trayecto por Centroamérica no sufrió incidentes difíciles, pero su pesadilla empezó cuando llegó a nuestro país. Los traficantes de personas y agentes de migración le robaron varias veces su dinero. En varias ocasiones la bajaban de los autobuses que tomaba para llegar a la frontera norte y la regresaban al sur. Una vez que alcanzó a llegar a uno de los estados fronterizos, pero la regresaron a Tabasco, ahí pasó hambre y tuvo que pedir limosna para sobrevivir. Por fin llegó a Monterrey y por lo pronto entró una institución solidaria con los migrantes como es el caso de la Casa Nicolás. Consiguió un empleo aquí, pero asegura que seguirá intentando cruzar a los Estados Unidos.

 Es una lástima que miles de personas tengan que sufrir tanto abuso para buscar una mejor calidad de vida; pero es más lastimoso que las autoridades estatales, salvo algunas excepciones, no se aboquen a proteger los derechos fundamentales de todo ser humano.

 En Nuevo León, desde hace varios años, se ha intentado que el Congreso del estado apruebe una ley que proporcione un nivel básico de protección a personas migrantes. Otros estados ya han establecido sus respectivas leyes, como en los casos de Baja California, Chihuahua, Zacatecas, Jalisco, Michoacán y la Ciudad de México.

 Actualmente, en el Congreso estatal, hay una iniciativa que ya ha sido dictaminada por la Comisión de Desarrollo Social para ser presentada ante el pleno y ser considerada para su aprobación. Esta propuesta fue consensuada con las áreas jurídicas de las casas migrantes y la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, con sede en la ciudad de Monterrey.

 Sólo hace falta un poco de voluntad política, solidaridad y un sentido humanitario por parte de los legisladores, para establecer un marco jurídico que brinde un nivel básico de protección a aquellos que cruzan nuestro territorio y han experimentado inmensas dificultades durante su larga y peligrosa travesía.

 Ojalá se apruebe antes de que termine esta legislatura.