05/May/2024
Editoriales

Cuidemos el poder de nuestra mente

La mente es muy poderosa, quien la controle posee una gran riqueza. Lo normal es que la controle su propio dueño, sin embargo, existen sentimientos como el amor y ciertos métodos como el hipnotismo que permiten a terceros influir sobre la mente del enamorado o hipnotizado llevándolo a escenarios que en condiciones normales no aceptaría. También existen influjos religiosos, políticos y de otros tipos que, si son utilizados con habilidad, pueden llegar a subordinar a una persona ante otra.

Recordemos que ninguna persona puede gobernar a otra sin su consentimiento. Pero la narrativa o el discurso de una sola persona pueden llegar a dominar la voluntad de una o muchas personas hasta llegar al extremo de lo que se podría llamar conquista mental o fanatismo. 

Leí en una revista seudocientífica este caso: Un científico de Phoenix - Arizona se propuso probar esa teoría, pero necesitaba un voluntario que aceptara llegar a las últimas consecuencias. Lo consiguió en la Penitenciaría de St. Louis, en el estado de Missouri, con un condenado a muerte que sería ejecutado días después

Le propuso lo siguiente: el condenado a muerte participaría de un experimento científico que consistiría en un pequeño corte en el pulso, lo suficiente para gotear su sangre hasta la última gota. El tenía la oportunidad de sobrevivir si la sangre se coagulaba. Si así sucediera, sería liberado; en caso contrario, fallecería por la pérdida de sangre, es decir, tendría una muerte sin sufrimiento y sin dolor. El condenado aceptó porque nada tenía por perder ya que iba a morir en la silla eléctrica y veía este experimento como una oportunidad de sobrevivir.

El condenado fue colocado en una cama alta de hospital, y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse y le hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo de su pulso, fue colocada una pequeña vasija de aluminio, diciéndole que oiría su sangre gotear en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero suficiente para que él sintiera que el pulso había sido cortado.

Sin que él supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al cortar el pulso, fue abierta la válvula del frasco para que él creyese que era su sangre la que caía en la vasija, aunque era el suero cayendo en el frasco lo que goteaba. De 10 en 10 minutos, el científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco la válvula y el goteo disminuía.

El condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo, y al paso del tiempo fue perdiendo color, viéndose cada vez mas pálido. Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió, sin haber perdido siquiera una gota de sangre.

Con este cruel experimento el científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra, todo lo que le es enviado y aceptado por el individuo, positivo o negativo, y que tal acción envuelve a todo el organismo, sea en la parte orgánica o psíquica.

Desde luego que esta historia es cuestionable, pues la fuente no cita el nombre del científico ni del reo, además no explica cómo fue posible que la autoridad permitiera negociar la libertad de un condenado a muerte. Sin embargo, la tesis es buena y es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado. 

Ejemplos históricos de líderes como Hitler cuya oratoria encendía a miles de personas llegando a tener tanto dominio sobre ellas, que le obedecían al ordenarles cualquier cantidad de actos violentos que ni ellos mismos se explicaban cómo podrían ejecutarlos. Es decir, este líder los había conquistado mentalmente. Se deben analizar bien los mensajes que recibe nuestra mente para no caer en fanatismos, pues el ejemplo de la conquista mental de Hitler no es único; hay otros.