05/May/2024
Editoriales

Aspiremos a una vida de perros

No me convence mucho eso de que el perro es el mejor amigo del hombre.

Tengo mis razones para decirlo que después explicaré, pero eso no significa que no admire a ese animal; por el contrario, alguna vez escuché que deberíamos ser como él, imitando su comportamiento. 

Analizando cómo son estos animales, ciertamente entre otras conductas, tal como los canes deberíamos mantenernos siempre alertas para que cuando alguien invada nuestro territorio decírselo en todo lo alto y sin ambages. 

La misma estrategia funciona -al revés- cuando se acerca alguien a quien apreciamos, que debemos evidenciar nuestra alegría. 

Y también cuando veamos que nuestro objetivo esté enterrado, ¡a cavar se ha dicho!, sin compunción y sin esconderse de nadie.

Igual deberíamos copiarles su comportamiento cuando veamos sufrir a un amigo, acercándonos a él y acompañándolo con discreción. 

Si fuéramos como son los canes, la mayoría de nuestros conflictos se podrían solucionar con un simple gruñido que muestre nuestro disgusto, sin tener que llegar a una pelea abierta.

Y deberíamos portar -como los perros- un grueso collar de lealtad atado al cuello.