Agosto 14 de 1937: crea el presidente Lázaro Cárdenas del Río la Comisión Federal de Electricidad, empresa pública que provee de electricidad a todo el país. Antes de esta fecha, sólo menos de la mitad de los mexicanos tenían el servicio de electricidad domiciliaria, el sector industrial estaba frenado por la falta de energía eléctrica, pues la demanda era mucho mayor que la oferta y, por si fuera poco, los cortes en el suministro eran recurrentes, dándole un maltrato a los aparatos eléctricos indusriales y también a los domiciliarios.
El servicio era prestado por muchas plantas pequeñas generadoras de energía locales y tres empresas de cobertura nacional: The Mexican Light and Power Company, The American and Foreign Power Company, y la Compañía Eléctrica de Chapala.
Las tres eran de capitales extranjeros que explotaban concesiones federales, pero daban servicios regionalmente, así que el presidente Cárdenas del Río creó el sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica a lo ancho y largo del territorio nacional.
Posteriormente, en 1960, el presidente Adolfo López Mareos nacionalizó la industria eléctrica, y la oferta de esa indispensable energía creció mucho, junto con su cobertura al grado que hoy día es difícil encontrar alguna región sin cobertura eléctrica. Se legisló en 2013 para que la CFE no tuviera el monopolio de generación, pero la competencia con esta paraestatal es difícil para cualquier empresa privada, por lo que algunos analistas la consideran un oligopolio -concentración de la oferta de un sector industrial en pocas empresas-. Hoy día las necesidades de expasión en México exigen cada vez más energía de las calificadas como ‘limpias’, es decir, que sea renovable y se obtenga de sistemas alternos como la energía solar y la energía eólica. Se debe encontrar una fórmula de ‘coexistencia pacífica’ entre la CFE y las nuevas plantas generadoras de este último tipo de energías, pues nuestro país tiene recursos y demanda para todos los sistemas de generación eléctrica.
