07/May/2024
Editoriales

El sobre peso de La Tierra

En los últimos tres años he aumentado de peso, algo que no le hace ninguna gracia a mis órganos que batallan para darle buen servicio a mi cuerpo, ni a mi sistema motriz, pues ahora batallo más para desplazarme. 

Es claro que el problema proviene de que mi ingesta ha crecido y como me muevo poco, mucho de lo que cae a mi estómago se convierte en sobre peso. 

Esto que me ocurre es parecido -desde luego en un nivel muy inferior-, a lo que pasa con nuestra casa común, el planeta Tierra.

Lo digo porque nuestra gran casa común diariamente ‘ingiere’ unas 150 toneladas de material espacial, es decir, que le cae esa gran cantidad de objetos que son atraídos por su sistema gravitacional.   

Le sucede lo mismo que al organismo de quienes acumulan peso conforme pasa el tiempo, aunque desde luego, los efectos no son tan devastadores para el planeta, al menos no se han identificado científicamente.

Nuestro Planeta pesa exactamente lo mismo desde el principio, pues la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, según la Ley de Lavoisier.

No lo digo de memoria, pues en la hemeroteca norteamericana está registrado, por ejemplo, que el 30 de noviembre de 1954 cayó en Alabama una piedra de casi cuatro kilos, lo que sería sólo un pequeño objeto más de millones caídos del cielo, sólo que este atravesó el techo de la vivienda de la señora Hodges, causando destrozos e hiriendo a la dueña. 

El aterrizaje de estos objetos espaciales no siempre son ya desintegrados en forma de arena, pues 

los cuerpos sólidos cuando entran a la atmósfera arden y se desintegran; pero algunos meteoritos mayores han caído en el mar y en zonas despobladas, por lo que no hay registros.

En el Palacio de Minería, antigua Escuela de Ingenieros, en la Ciudad de México, ubicado en la calle de Tacuba número 5, están en el pórtico algunos meteoritos en exhibición, que son famosos en el mundo, y nos dan idea de lo que puede caernos del espacio sideral. 

Son metales espaciales formados de kamacita, taenita y fosfatos, son tan bellos que hasta el mítico geólogo y astrónomo Alexander von Humboldt admiró durante su estancia en nuestro país (1799 – 1804), así como observó otros más hallados en Huejuquilla, Chihuahua; Hidalgo del Parral, y en Zacatecas. 

Aunque también hay registro de otros ejemplos dramáticos, como el de Egipto, en el año1911, que cayó uno de buen tamaño matando a un perro.

Las estrellas fugaces son bien románticas e inspiran a pedir deseos cuando las vemos… pero también son cuerpos sólidos y rocosos que arden al chocar con la atmósfera arden y se desintegran, formando los meteoritos o meteoritas, que es su nombre científico.

Se calcula que la periodicidad con que caen las pedradas de meteoritos sobre humanos, como le pasó a la señora Hodges, es de cada 180 años, así que será hasta 2134 cuando se repita algún accidente similar.  

Hace poco tiempo se reportó que un meteorito cayó en el sur de Nuevo León, según las fotografías del daño causado en su aterrizaje, aunque no se encontraron evidencias del material caído.

La Tierra engulle las 150 toneladas de materiales espaciales diariamente y no se le nota porque pesa 6 mil trillones de toneladas, y por lo tanto, su incremento en el peso no le afecta (mucho) a su movilidad, pues continúa con su mismo rotación sobre su eje cada 24 horas, y su trote alrededor del Sol cada 365 días.

Eso me da envidia, pues yo sí batallo con mi sobrepeso.