05/May/2024
Editoriales

El Oro mexicano es de varios colores

Primero tuvimos el Oro amarillo, con el que España inundó a Europa al grado que la mitad del Oro que aún circula en el planeta fue extraído de la Nueva España. 

Ahora el poco que nos queda en el subsuelo está concesionado a compañías mineras extranjeras.

Luego tuvimos el Oro azul, que era el Añil que se daba en la campiña centroamericana cuando era parte de Nueva España, y se enviaba a Europa resguardado por tropas del virreinato para que los piratas no lo robaran, pues era la única tintura azul para el algodón y demás telas de vestir.

Pero a un sabio alemán se le ocurrió inventar las tinturas químicas y ya nadie quiso el Añil u Oro azul mexicano. 

Después el Oro negro también llamado Petróleo, fue nuestro ingreso económico mayor, del que vivimos décadas, hasta que los árabes inundaron el mercado quebrando los precios, y ahora nos cuesta una millonada mantener produciendo -y contaminando- a Pemex.

Lo nuevo es el Oro blanco, llamado científicamente Litio, y es el alma de los aparatos electrónicos como teléfonos celulares, pantallas de televisión, etcétera.

A ver cuanto tiempo nos dura esta fuente de ingresos porque se nos están acabando los colores del arco iris para nuestros tesoros. 

Ojalá que pronto tengamos mucho Oro gris, el de la materia encefálica de nuestros jóvenes preparados intelectual y moralmente para construir una nueva sociedad auto sustentable, que produzca sin contaminar, que auspicie un ambiente pacífico y que elija a los mejores gobernantes.