07/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Diciembre 31 de 2009: muere en Monterrey, el líder obrero y político, Juan Manuel Elizondo Cadena, a la edad de 99 años y 10 meses. Nacido en Buenaventura, Coahuila, en marzo de 1910, conoció sus primeras letras en su pueblo natal, y a la edad de doce años vino a Monterrey para estudiar en el Colegio Civil. En esa institución educativa coincidió con otros dos jóvenes y juntos construirían la posibilidad de que existiera en Nuevo León una Universidad pues en ese momento había aisladas escuelas de educación superior, y quienes deseaban tener un título universitario debían estudiar en Ciudad de México, o en universidades de Estados Unidos y revalidarlo en México. Los dos personajes referidos eran Raúl Rangel Frías y José Alvarado Santos, y los tres (Juan, Raúl y José) son reconocidos como los primeros estudiantes impulsores de la hoy ampliamente prestigiada Universidad Autónoma de Nuevo León. Sin embargo, Juan Manuel Elizondo aprendió las reglas básicas del periodismo, descubriendo su facilidad para escribir ideas que, con su politizado y fogoso discurso, se le abrieron la puerta de las organizaciones nacionales de las Juventudes Vasconcelistas –participó en la campaña presidencial de José Vasconcelos como “jilguero”, comentaba el propio Elizondo-, así como la entrada al Partido Comunista y al gremio minero, mismo que organizó junto a otros grandes líderes conformando el ahora poderoso Sindicato Nacional de Mineros, que dirigió a nivel República Mexicana y que le permitiera desarrollar una carrera política del primer nivel, pues fue senador de la República de 1946 a 1952. Con esa representación fundó en 1948 al lado del gran líder obrero Vicente Lombardo Toledano, el Partido Popular, y dirigió La Carta de México, una aguerrida publicación que se distinguió por su ácida crítica, siendo precursora de algunas revistas actuales de denuncia. Fue pionero de las bancadas legislativas de izquierda en el Congreso de la Unión, y sus participaciones en tribuna marcaron línea del pensamiento orientado a la ideología socialista con vínculos internacionales. Su jovial presencia física e intelectual casi endémica impresionaba, impartiendo conferencias hasta los últimos días de su avanzada edad. Dictaba conferencias de temas nacionales relevantes como el agua, la energía, etcétera. Fue premiado con la Medalla al Mérito Cívico del Gobierno estatal, la Alfonso Reyes de la UANL, y acreedor del Primer Trofeo Regio y de otras distinciones, como aparecer después de su partida en una estatua sentado en una banca junto a sus amigos Rangel y Alvarado, frente a la Rectoría de la UANL. Su talante de hombre serio e inteligente lo conservó hasta el último día de su vida, que casi llegó a un siglo de existencia.