05/May/2024
Editoriales

Los Pactos no solo en Matehuala, se respetan

El lunes visité el Municipio de Matehuala, San Luis Potosí, fundado por Don Cayetano Medellín y tribus indígenas chichimecas. Me ocupé de representar y atender un antiguo litigio sobre una propiedad de una rama familiar emparentada con mi madre. Según los cronistas empíricos del lugar, entre ellos el taxista, el elotero y el artesano del Mercado Arista, esa ciudad fue fundada el 10 de julio de 1550. El nombre hace referencia al grito de guerra de los indígenas Guachichiles, originarios de la región; se presume que "Matehuala" significaba una especie de amenaza o advertencia de "¡No vengan!". Quizás por eso, al místico Real de Catorce, ciudad allegada durante el periodo de la colonia española, le fue productivamente mejor, ya que este fue un poderoso centro minero que albergaría la antigua casa de la moneda.

 En medio de una colorida peregrinación a la Virgen de Guadalupe, fortalecida con danzas prehispánicas al compás de sonajas, cascabeles e impregnada de penachos, taparrabos y con el tronar de los cohetones, subí al primer taxi del pueblo que se dirigió hacia mí. Me extrañó lo confortable del vehículo, además de estar climatizado y desodorizado. Don José, un hombre de 63 años de raíces nativas, parco y meticuloso, me confesó que fue líder regional de los taxistas hace 20 años y estuvo a punto de ser regidor. Sin embargo, en un pacto de caballeros promovido por los políticos de arriba, le fue negada dicha posición obrera, a lo cual no le quedó más que respetar. Posteriormente, le fue económicamente recompensado el sacrificio. Personalmente, mientras Don José me contaba su historia, yo le creía, pues me miraba de forma franca y sin rodeos. Independientemente de que me atendió y guió de maravilla, sin duda alguna se reflejó que lo suyo era la política sindical de la época pasada, de caballeros.

 Desconozco si los Guachichiles, a diferencia de los aztecas, hacían pactos de sangre o no, o si efectuaban sacrificios humanos entre ellos o contra tribus rivales. Quizás los expertos del tema histórico nos puedan ilustrar más adelante. Pero lo que sí supe durante mi estancia en esa antigua ciudad, al seguir platicando con diversos personajes matehualenses, fue que para las próximas elecciones presidenciales 2024, se busca cumplir con un perverso pacto que finiquite los registros nacionales y locales de los partidos políticos PAN, PRI y del ya casi extinto PRD. En Matehuala, como quizás en gran parte de la República Mexicana, existe el rumor de que el Presidente Andrés López Obrador acordó con el líder moral de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, apoyarse mutuamente. El objetivo sería formar una gran alianza bipartista en México, es decir, que los ahora partidos políticos hegemónicos del país fueran solo el guindo y el naranja, sustituyendo así en el corazón y mente del respetable ciudadano a los tradicionales e institucionales rojo y azul. El acuerdo, dicen, va en serio, tan en serio que nadie se ha explicado por qué en los estados de Coahuila y Estado de México, Movimiento Ciudadano no registró a sus candidatos a las gubernaturas en las pasadas elecciones en lugar de sumarse al frente opositor. Por lo que se afianza la percepción de que la cena está servida y el pacto está cerrado, tal como lo fue en las elecciones presidenciales de los años 2006 y 2012, donde abiertamente el Senador Delgado Rianauro cerró, al parecer, un jugoso acuerdo a nivel presidencial que sigue latente, pero ahora por debajo de la mesa.

 Recordemos que los pactos en política suelen darse con la finalidad de consolidar proyectos personales vía los gobiernos, en los diversos ámbitos: municipal, regional o estatal. Así como de beneficiarse de todos los posibles escaños legislativos, con miras a no tener fuerzas de contrapeso que obstaculicen las políticas públicas de algún gobierno. Por ello, quizás, en la comodidad del Presidente López, este pacta con quienes le son leales y están dispuestos a hacerle pleitesía y vanagloriarlo públicamente. Ante ello nos preguntamos, ¿qué recompensa recibirán al igual que al taxista de Matehuala, Dante Delgado y su partido Movimiento Ciudadano al final del supuesto pacto? Quizás la promesa de obtener en el 2030 una candidatura multipartidista a la Presidencia de la República color naranja.

 Por lo pronto, al despedirse de mí, el taxista, envalentonado y con una naturalidad de amigo íntimo, tal como si fuéramos compadres, me dijo: "Güerito, debería hacerse un examen de ADN. Júrelo que usted y los suyos tienen ascendencia de tribus indígenas del altiplano de su estado". Le respondí que ojalá fuera así, para poder presumir que soy de la tribu Rayados que habitó en parte de lo que hoy es Nuevo León. Me miró con ternura y con voz burlona se aprestó a responderme que esos Rayados ya fueron eliminados por los indios de San Luis la semana pasada en el Alfonso Lastras. Desconcertado por su respuesta, instantes después me recuperé del sarcasmo y me cayó el veinte de su ocurrencia, ya que tenía razón. Nos borraron del mapa, y nos flecharon al no avanzar ni siquiera a semifinales. Cosas del fútbol.


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