05/May/2024
Editoriales

Un nuevo tótem en vez del Grupo Atlacomulco

La política mexicana es muy intrincada, entre otras cosas porque nuestro pueblo es totémico. Durante toda su historia ha buscado tener al menos un personaje icónico a quien reconocer como ente superior “por si acaso” lo necesita algún día. Así ha elevado a los más altos sitiales de su conciencia a personajes emblemáticos de la religión, como Quetzalcóatl en la prehispania, y al Niño Fidencio, a mediados del siglo pasado en el noreste mexicano. Lo mismo artistas como Cantinflas y Pedro Infante, o políticos como López de Santa Anna y Lázaro Cárdenas.

El pueblo no necesita juzgarlos con imparcialidad; los ama, hagan lo que hagan. Desde luego que para llegar al nivel de ídolo, debe tratarse de un personaje sobresaliente, carismático y “buena onda”.

En el Estado de México nació una leyenda política llamada Grupo Atlacomulco, originario del municipio que lleva ese nombre, y se supone creó Isidro Fabela (1882-1964), un abogado brillante de gran carrera. Secretario de Relaciones Exteriores con el presidente Carranza; Embajador ante la Sociedad de las Naciones de 1937 a 1940; Miembro de la Corte de Arbitraje de La Haya; Gobernador del Estado de México, y doctor honoris causa de la UNAM, entre otras distinciones que tuvo en vida. Ah, olvidaba decir que un requisito indispensable para que los mexicanos entronicen a alguien, es que se comporte en forma filantrópica, y en ese rubro, Fabela donó a la Nación su casa El Risco en San Ángel, donde se encuentra su biblioteca y una valiosa colección de pinturas.

Así que su grupo Atlacomulco tuvo por buen tiempo, el más alto sitio en el corazón de los mexiquenses y de buena parte del país. Entre sus miembros más destacados estuvieron además de Fabela, Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, Salvador Sánchez Colín, Arturo Montiel Rojas, Enrique Peña nieto, y Alfredo del Mazo Maza, todos ellos gobernaron su Estado. y su influencia política fue más allá del EDOMEX, con personajes como Carlos Hank González, y algunos otros gobernadores de diversos estados que, sin haber nacido en Atlacomulco, hicieron crecer la leyenda. Claro que enemigos no les faltaron, y su mejor venganza fue apodarlo como “grupo atracomulco”, que su sola pronunciación provoca risa, pues a muchos de esos gobernantes se les achaca actos de corrupción. Todo apunta a que el presidente López Obrador es el nuevo tótem de los mexicanos, pues lo mismo se le celebran sus aciertos como sus errores.