Según ha trascendido la oposición venezolana se está dividiendo, si es que en realidad estuvo unido en algún momento, y hay dudas sobre los planes para llevar a cabo acciones unificadas en el futuro. La burda maniobra orquestada por Bolton y Pompeo como intento de golpe de parte del “presidente” Juan Guaidó el 30 de abril, para derrocar al Presidente Nicolás Maduro, con un llamado a los militares venezolanos a que se levantaran en armas y lo sacaran de su cargo, fracasó miserablemente y ha desilusionado a algunos sectores de la oposición, según informó el {Washington Post} del domingo 5 de mayo.
El {Washington Post} informa que luego del fracaso del 30 de abril, es posible que Guaidó esté dando ahora una pelea en dos frentes: para derrocar a Maduro por un lado, y para mantener a la oposición unida por el otro. Una marcha a la que convocó para el viernes 3 de mayo, para concentrarse frente a instalaciones militares, no tuvo mayor eco entre sus seguidores, que se muestran exhaustos y frustrados.
Guaidó admitió al diario estadounidense que cometió un “error de cálculo” y que sobrestimó el grado de respaldo militar con el que podía contar, y ahora tiene que trabajar más duro para conseguir que más soldados se pasen a su bando. No obstante, aclara que siempre existe la posibilidad de una intervención militar de Estados Unidos. La advertencia que presenta es que sería mejor que eso sucediera en coordinación con tropas venezolanas que se han pasado al lado de la oposición. Guaidó dijo que él aceptaría tal opción; en caso de recibir ese ofrecimiento, “la evaluaremos y probablemente la consideraremos en el parlamento para resolver esta crisis”. Dijo que lo llevaría ante la Asamblea Nacional para su aprobación, “si es necesario, tal vez lo aprobemos”.
El líder del partido de Guaidó, Leopoldo López, quien permanece en calidad de “huésped” enconchado en la residencia del embajador de España en Caracas, le dijo al servicio de noticias español EFE en una entrevista, que cualquier intervención militar para derrocar a Maduro es una opción constitucional válida. Por su parte, el ministro de relaciones Exteriores de España, Josep Borrell en una rueda de prensa que dio en el Líbano en esos días, afirmó que “España no va a permitir que su embajada se convierta en un centro de activismo político de la oposición”.
Mientras tanto, hay cada vez más manifestaciones internacionales que piden que la oposición se siente a dialogar oficialmente con el gobierno de Maduro. Guaidó ha rechazado esto, y ha insistido en que no puede haber pláticas en las cuales no haya como condición previa la salida de Maduro del gobierno.