12/May/2024
Editoriales

OBSERVATORIO

"Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?"

 Esto clamaba el profeta Habacuc a Jehová. El trasfondo de su pregunta quizá no lo determinemos nosotros, su clamor tal vez se debió a las guerras de su época, en Asiria, Egipto o Nínive.          Sin embargo Habacuc obtiene la respuesta, Jehová le pide que esa visión la escriba en tablas -era la costumbre- y la visión  aún por un tiempo no mentirá, sólo le pide que espere. No es nuestro propósito evangelizar a nuestros lectores, por respeto a sus creencias y religiones.

 Debemos hacer como el profeta Habacuc, clamar, clamar a Dios que haga entender a nuestros gobernantes, que les dé razonamiento y prudencia. Hay un grande temor ante el rumbo y la magnitud que ha tomado esta pandemia. Las prevenciones y medidas las politizaron. Los partidos políticos son la pandemia más terrible que existe en el mundo, en México no será la excepción.

 En el caso Nuevo León, estamos desprotegidos. Un gobernador que su gabinete es aplaudidor, un joven gobernante que no ha sabido lo que es pobre. Mucho menos eso de levantarse de madrugada para ir a laborar y correr al camión, a hacer rigurosa fila. No ha vivido la experiencia de una carencia de seguridad urbana y una justa seguridad social.  En el sistema educativo, al margen de los "compañeros" sindicalizados el gobierno estatal deberá velar por los intereses de sus gobernados, maestros y alumnos.

 Clamamos a Jehová como Habacuc, pero para pedirle por nuestro gobernante Samuel García, que le dé sabiduría, que lo ubique que le quite tropiezos en su administración, y que su gabinete le haga saber cómo deben hacerse las cosas por el bien de la ciudadanía.  Y decirle, que Jehová le respondió a Habacuc...¡Y le dio misericordia!   Salud.