25/Oct/2024
Editoriales

Sepulcros blanqueados

Mateo 23:27. “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas.  Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”

 

La reforma al Poder Judicial, impulsada a toda prisa y sin miramientos, por las bancadas de MORENA en las Cámaras de Diputados y de Senadores, está viciada en todo el procedimiento. 

 Llevaron a cabo foros en distintas ciudades, pero estos no cumplieron su propósito, pues las voces de juristas y especialistas fueron ignoradas y no  se hicieron cambios al proyecto original. Estos foros se convirtieron en una simulación, una actividad de “oídos sordos” que reveló el carácter unilateral de la propuesta.

  Para la aprobación de la reforma, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral, previamente coptados por el oficialismo, omitieron atender los reclamos de los partidos de oposición, para darle al partido en el poder una mayoría artificial que no obtuvieron en las urnas.

 Con esta mayoría ficticia el grupo legislativo de Morena avanzó sin resistencia en la Cámara de Diputados y presionaron o sobornaron a algunos senadores que de pronto vieron las bondades de cambiarse a Morena, o decidieron no asistir a la sesión en la que se votaría el proyecto de reforma.

 Utilizando prácticas legislativas irregulares y sin ofrecer argumentos sólidos para respaldar las reformas, los morenistas aprobaron también modificaciones a las leyes secundarias con la intención de desmantelar el Poder Judicial. Como ejemplo, implementaron un mecanismo insólito, una tómbola para seleccionar aleatoriamente a los primeros jueces de distrito y magistrados de circuito que asumirán en el próximo año. Este método no solo atenta contra los derechos adquiridos de los jueces y magistrados actuales, quienes han alcanzado sus puestos mediante la carrera judicial y después de superar rigurosos exámenes de oposición y capacitación, sino que también erosiona los principios de mérito y competencia profesional que deberían regir en el sistema judicial.

 El colmo es que aún no desaparecen al Poder Judicial, pero para efectos prácticos ya no existe, porque durante todo el proceso se han presentado decenas amparos, procedimientos de inconstitucionalidad y toda clase de recursos jurídicos, mismos que el Ejecutivo y el Legislativo han decidido no hacerles caso, lo peor es que ambas cámaras legislativas ha aprobado que la Presidenta Sheinbaum puede desacatar cualquier decisión de la Suprema Corte de Justicia, lo que es un atentado al Estado de Derecho y a nuestra Carta Magna.

 Lo más lamentable es que entre las y los legisladores de Morena hay muchos que saben claramente el daño que le están infligiendo al país y a todos los mexicanos, al desarticular un principio de toda democracia y del estado republicano: la división de poderes, los pesos y contrapesos. 

  Sin estos contrapesos, México no sólo avanza hacia un modelo autoritario, sino que arriesga desmoronar las bases de su democracia. Por eso, quienes promueven esta reforma se asemejan a esos sepulcros blanqueados que denunció Mateo. Se envuelven en el discurso de la defensa de la patria, pero sus acciones revelan una traición profunda a los principios que deberían proteger. Bajo la apariencia de justicia y renovación, alimentan el resentimiento y el abuso de poder, conduciendo al país hacia una oscura etapa de sumisión y control. La historia juzgará con severidad a quienes, con promesas de progreso, están arrasando con la justicia y la libertad en México.