
Mario Delgado le aplicó manita de puerco al PT y al Verde, con la amenaza de no incluirlos en la alianza electoral para el 2024, para que dejaran de apoyar a sus candidatos por la gubernatura y apoyaran, si es que tienen algún apoyo o base social, al candidato que va a perder: Armando Guadiana de Morena. Estos aceptaron porque saben, como lo sabemos todos, que si no van en esa alianza difícilmente conseguirá las “pluris” y las candidaturas que les permitan colocar a sus jefes y caciques y familiares, en alguna posición. Por eso mismo Guadiana dijo inmediatamente en una entrevista: ¿Y porque no lo hicieron antes, desde el principio?, como diciendo “Ya pa qué”. Ricardo Mejía sólo dijo: “Sigo en la boleta y podrán votar por mí el domingo”. Mejía sabe que con su campaña agresiva en contra del moreirato levantó una fuerza política que no existía y muy superior a lo que tiene el PT, el Verde y Morena mismo como partido, separado del apoyo del que goza el presidente AMLO en el estado. Morena como el PAN y los demás partidos fueron domesticados o sometidos por el moreirato. Guadiana forma parte de este moreirato por derecho propio, en tanto que es un cacicazgo colonialista al servicio de las grandes maquiladoras internacionales y la banca usurera que explota la deuda estatal; por sus negocios, la explotación del carbón con mano de obra barata, ranchos, etc. Así que Mario Delgado sacrifica, sobre todo la decencia y la imagen del presidente AMLO que ahora aparece como el presidente autoritario que “impuso” a Guadiana por capricho, y hace que crezca la sospecha de que negoció Coahuila con los Moreira y Alito a cambio quizá del Estado de México o de algunos acuerdos legislativos en el Congreso. Lo cual resulta más grotesco que el espectáculo de hoy martes en la rueda de prensa de Mario Delgado y Beto Anaya en donde, por cierto, no se permitieron preguntas.