27/Jun/2024
Editoriales

La credulidad del inca Atahualpa fue su fin

La conquista y colonización de El Perú no fue un simple trámite, pues se trataba del imperio más poderoso y rico del continente: el de Los Incas. Dominaban la región de Cuzco, en donde había cualquier cantidad de personas coexistiendo en paz con un alto nivel de vida. Pero cuando llegó el conquistador Francisco Pizarro, era una época de excepción, pues había una guerra entre dos hijos del último emperador inca: Atahualpa y Huáscar, por lo que el Imperio estaba convulsionado. Otro hermano de ellos, llamado Manco Inca, molesto con su familia se alió con Pizarro para tomar Cuzco, y pudieron hacerlo, pero luego se complicaron las cosas entrambos y se inició una guerra larga y costosa para ambos lados del conflicto.   

 Pero todo empezó cuando el rey inca Atahualpa fue prendido el 16 de noviembre de 1532 por Francisco Pizarro. Al llegar el español a la ciudad de Cajamarca intentó reunirse con el rey Atahualpa, y éste actuó de acuerdo a la seguridad que da únicamente el poder. Se concertó una cita para ese día y Atahualpa llegó al sitio acordado con toda dignidad, acompañado de una comitiva de 80 hombres de su estado mayor, y vestido elegantemente, con joyas de oro y esmeraldas. 

 Sin embargo, no estaba Pizarro, y lo recibió un solo individuo, vestido de faldas color marrón, y con las manos ocupadas cargando en una, la Biblia y en la otra, una cruz.

 

 El religioso, utilizando un traductor que traía el mismo Atahualpa, le dijo que debía  reconocer la autoridad del emperador Carlos V y la palabra del único Dios que existe. Atahualpa preguntó que dónde estaban esas dos personas y el fraile señaló la Biblia, pero los indígenas jamás habían visto un libro, así que lo tomó en sus manos y lo sacudió para ver si salían de allí las personas que buscaba. Como no salía nada, tiró la Biblia al suelo, y esa era la señal que necesitaba Pizarro para atacar, y así lo hizo. En esas estaban cuando sorpresivamente llegó Pizarro con todo su ejército y apresó a Atahualpa por ocho largos meses y luego lo ejecutó. Es curioso el procedimiento que utilizó Pizarro, pues antes de la ejecución le dio a elegir a Atahualpa una de estas dos alternativas: si aceptaba ser bautizado lo matarían a garrote, y si no, en la hoguera. Atahualpa tomó su decisión y murió siendo el cristiano Francisco de Atahualpa. Por más que se intente buscar los aspectos positivos que tuvo la conquista de América -que sí los tuvo- la realidad es que hubo muchas acciones de mala fe, pues engañaron a quienes no sabían de la existencia de esas maldades y cometieron diversas atrocidades que no todas fueron castigadas, sino por el contrario, la generalidad es que quedaron impunes.