07/Sep/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 20 de 1923: hoy es el centésimo primer aniversario del asesinato en Parral, Chihuahua, del gran guerrero revolucionario José Doroteo Arango Arámbula, ‘Pancho Villa’, quien tenía 45 años de edad. Originario de San Juan del Río, Durango, fue un campesino sin tierra que, de criminal fugitivo antes de la revolución mexicana, pasó a ser un importante militar. Preso en 1912 por Victoriano Huerta, acusado de formar parte de la rebelión de Pascual Orozco, escapó de prisión y huyó a Estados Unidos, para regresar en 1913 a formar su épica División del Norte, sumándose a Carranza contra Huerta, el asesino de Francisco I. Madero. Sin embargo, al derrocar a Huerta, tanto Villa como Zapata se enfrentaron ahora con Carranza, quien tenía en el general Álvaro Obregón a su brazo armado. Villa es un legendario guerrero mexicano, que ‘invadió’ aunque fuera por unas horas a Estados Unidos. Visitó a Monterrey una sola vez, y con eso fue suficiente para que se escribiera mucho y se comentara hasta nuestros días, pues su anecdótico comportamiento siempre es interesante recordarlo.

  Villa requería de apoyos económicos y como nuestra tierra tenía (y tiene) fama de ser la casa de prósperos industriales y comerciantes, se dejó venir con tal empeño que, al día siguiente de su arribo ya estaba platicando con un centenar de empresarios para dar continuidad a la breve charla que con diez de ellos había sostenido el día de su llegada.

  Celebró esa reunión masiva con los hombres del dinero en Monterrey en el Palacio de Gobierno, donde el afamado caudillo les ‘solicitó amablemente’ un donativo para las causas revolucionarias y humanitarias -un millón de pesos- pero los empresarios sólo reunieron 280 mil pesos, lo que molestó a Villa. Sin embargo, gracias a los buenos oficios del gobernador convencionista Raúl Madero –hermano de Francisco I. Madero-, no hubo fusilamientos, ni siquiera el de Carlos Cantú Garza, presidente de los comerciantes organizados de Monterrey, que ya había sido ordenado directamente por el Centauro del Norte.

 

  El trago amargo para los empresarios `donadores de recursos´ duró en total once días, pues Villa tuvo que retirarse ante el avance de las tropas de Obregón y contrario a los rumores que corrían, no hubo represalias que costaran vidas. Villa marchó a Celaya a enfrentar a Obregón, quien lo derrotó. La revolución continuó y Villa tras su incursión en Estados Unidos atacando la población de Columbus, se convirtió en leyenda, para morir asesinado un día como hoy del año de 1923, hace más de un siglo.