04/May/2024
Editoriales

El Chocolate es ‘veneno’

Desde que era niño siempre me ha fascinado el chocolate. Los Kiss (de chocolate) son mi postre preferido, y me gustan mucho las barras de chocolate amargo.

Tal vez haya influido en ese gusto por el cacao el hecho de haber crecido dentro de una farmacia, pues en Monterrey se acostumbraba que los negocios estuvieran frente a la calle, y atrás la vivienda familiar, por lo que pasé demasiado tiempo cerca de los chocolates.

Recuerdo que en los anaqueles de la botica familiar nunca faltaba un complemento alimenticio que se llamaba Cal-C-tose o algo así, de Mead Johnson que venía en una lata como la de la leche Nido, pero con sabor a chocolate.

En los archivos consta que desde 1867, la compañía suiza Nestlé fabricaba leche para bebés que no podían alimentarse de leche materna. Y en 1925 se asoció con la fábrica de chocolate -también suizo- Kohler Swiss Chocolate Company, y juntos estos monstruos internacionales de los excelsos sabores, crearon la primera bebida en polvo de leche malteada con chocolate, que se llamaba comercialmente en México, Milo. 

Así que el mercado, cuando yo era niño, lo tenían acaparado Nestlé y Mead Johnson. Sin embargo, en 1948 salió al mercado norteamericano el Quick, hoy Neskik, también de Nestlé, y se hicieron la competencia entre ellos mismos, como acostumbran los visionarios del comercio.

Pero este producto llegó a nuestro país hasta los años cincuenta, y a mi no me gustó mucho, porque mi paladar ya estaba acostumbrado al chocolate Milo o al Cal C Tose de la farmacia de papá.

Y aún sigo siendo fan del chocolate, a pesar de que con el sobrepeso que me cargo, todas las dietas que he intentado lo prohíben.