12/May/2024
Editoriales

Tiempo y destiempo

 

Alguna vez escribió José Alvarado, que Renato Leduc cada mañana escribía una leyenda y cada noche la dejaba morir. En el centro de Tlalpan ( Plaza de la Constitución No. 6) hay una cantina, La Jaliscience, en la que se detuvo el tiempo y donde nació, en la parte de arriba, Renato Leduc , allí se reunía con sus amigos, como Armando Jiménez, autor de Picardía Mexicana y Francisco Liguori, poeta satírico, además de una prole de bohemios, ex telegrafistas, periodistas y gente del toro, que según Leduc, era la gente más divertida del mundo. Hace algunos años había una placa donde se conmemoraba el nacimiento del poeta en ese lugar, pero desapareció y nada se sabe de ella. Su dueño dice que pronto será repuesta. ( “yo no sé quién chingados les puso a estas universidades cantinas” R.L).

  De pocas personas se pueden contar tantas anécdotas. Nació el 16 de noviembre de 1887, escritor, poeta y periodista. Antes, participó en la Revolución Mexicana haciendo funciones de telegrafista, vivió en Paris 7 años, allí conoció a grandes personalidades, además le tocó vivir la ocupación nazi. Vivió siempre en el Hotel Saint Pierre, que todavía existía hace algunos años, junto a la Escuela de Medicina a unos pasos del Boulevard Saint Michele. Allí conoció a Leonora Carrington con la luego se casaría para poder sacarla de Francia y traerla a México donde pasaría el resto de sus días. Por cierto que ella le presentó a Pablo Picasso con el que llevó una gran amistad.

 Sería casi imposible relatar la vida de este personaje en unas cuantas cuartillas, serían necesarios varios volúmenes, sin embargo, se trata de trazar un breve esbozo de su larga vida, al cumplirse un aniversario más de su partida.(2 de agosto de 1986)

 De su obra poética , podemos mencionar “El Aula” (1929), “Algunos poemas deliberadamente románticos y un prólogo en cierto modo innecesario” (1933), “Breve glosa al libro del buen amor”(1939), “Desde Paris”(1942),”XV fabulillas de animales, niños y espantos”(1957), “ Catorce poemas burocráticos y un corrido reaccionario, para las clases económicamente débiles” (1963). En 1978 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de México. Un reconocimiento a su trayectoria en Excélsior y el Premio Francisco Martínez de la Vega en 1985. De novelas, podemos mencionar “Los banquetes”(1932-1944) y “El corsario beige”(1940). Algunos otros libros, “Historia de lo inmediato”, “Los diablos del petróleo”(1986) “Obra literaria” (póstuma 2000), “Renato por Leduc” (1982) redactado a José Ramón Garmabella y reconocido y firmado , felicitándolo “por la buena calidad de su grabadora…o de su memoria”. Otro de Oralia Castillo Nájera “Renato Leduc y sus amigos” (1987), entre sus contados amigos que escogió , estaba Federico Cantú.

 Sobre su famosa canción “Tiempo y destiempo”, el mismo Renato contaba que en la Escuela Nacional Preparatoria, en la clase de Literatura Castellana, cuyo maestro era Julio Torri , como la clase era muy aburrida, se entretenían poniendo “toritos” y un compañero le pidió que hiciera una cuarteta teniendo como pie de verso “hay que darle tiempo al tiempo”, como no lo pudo hacer, se burlaron diciéndole que “tiempo” no tiene consonante. Dolido por las burlas, se decidió y así nació el soneto “Tiempo y destiempo” que tan popular se convirtió y que según Renato , a veces le acarreaba problemas , porque era asiduo frecuentador de bares y cantinas y cuando lo reconocían se la cantaban hasta 20 veces.

 Tuve la oportunidad de conocerlo, cuando nos pidieron a Rogelio Páez (Qepd) y a mi , ir por él a la Central de Autobuses (no le gustaba viajar en avión) invitado a una corrida donde Manolo Martínez torearía 6 toros en la Monumental Monterrey, allí pudimos Rogelio y yo de disfrutar su compañía, la visita incluía una entrevista grabada con Gilberto Marcos, dicha entrevista resultó puros “pitidos” pues Renato de cada 2 palabras, 3 eran groserías, que ahora resultan normales.

 Renato fue un hombre de amores. Siempre apasionado, alguna vez le propuso matrimonio María Félix , propuesta que rechazó diciéndole: “¿ y para que chingaos quieres que me convierta en el señor Félix?”.

 

Me quedo con el último verso del poema “Estrofas en torno de un amor menguante”:

 

Todo el candor que nos quitó la vida,

 

toda la fuerza que nos dio el dolor

 

todo es ahora luz desvanecida,

 

tibieza, soledad, último amor.