
La Navidad es la fiesta más importante del año para más de mil 900 millones de cristianos del planeta. Celebra el nacimiento del Mesías, un nazareno llamado Jesús, que trajo al mundo un mensaje de paz, y su muerte abrió las puertas del Cielo e inició el Cristianismo.
La celebración de Navidad -que ya es un sincretismo de religiosidad, comercio y convivencia familiar-, llegó a nuestra tierra por dos vías: la legión de los franciscanos -orden religiosa de origen italiano-, que empezó a celebrarla en 1592, y la Navidad a “la española” que trajeron Diego de Montemayor y los pioneros fundadores de nuestra ciudad en 1596. Como es fácil de imaginar, los europeos pronto la impusieron a los aborígenes chichimecas que se convertían al catolicismo.
Desde el año de 1592, los frailes Andrés de León, Diego de Arcaya y Antonio de Salduendo, junto a un Ojo de Agua, en un frondoso árbol fagáceo de la especie de Roble, bajo la devoción a la Virgen fundaron una misión llamada “Piedra Blanca”. Allí se celebraron en nuestra región, las primeras Noches Buenas -los días 24 de diciembre- al estilo franciscano.
Y al día siguiente -el 25 de diciembre-, es decir Navidad, regalaban ropa, huaraches o cualquier cosa simple, como regalo del Niño Jesús. Todo este culto a La Navidad viene desde 1223 cuando San Francisco, en Umbría, celebró la primera posada con una representación del nacimiento de Jesús con actores de la comunidad. Por ello, en la Misión la “Misión de Piedra Blanca”, después de Misa, había posadas con indios cristianizados como actores y público.
Por qué vinieron los frailes franciscanos
Estos frailes llegaron a lo que ahora es Monterrey porque el primer virrey Antonio de Mendoza, una vez dominados los grandes imperios mesoamericanos, encomendó en 1540 a los franciscanos recorrer y cristianizar el incierto norte del Reino de Michoacán. Desde Zacatecas, avanzaron poco a poco al noroeste convenciendo a los bárbaros, hasta consumar una de las más grandes hazañas del hombre: conquistar espiritualmente a las Californias, con sus belicosos yaquis, seris, los Utah, esquimales y lampones hasta las Islas Kodiak en el noreste de Asia (más allá de la Actual Alaska).
También de Zacatecas partieron al noreste, a lugares tan lejanos como la Florida, cristianizando a las tribus de la Gran Chichimeca, y desde luego, a nuestros naturales.
Así que, cuando Diego de Montemayor llegó en septiembre de 1596 a fundar la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey a unos cientos de metros de la Misión de Piedra Blanca, ya había antecedentes de las celebraciones católicas: la Noche Buena con Misa y canto de villancicos, y en Navidad se daban dulces de piloncillo con dulces de leche o con nueces, que sustituían a los turrones navideños de la península.
Además, como eran los frailes franciscanos quienes también ofrecían los servicios religiosos en la Ciudad, pronto se unificaron todas las celebraciones y para 1600, en Noche Buena se celebraba Misa, y una Posada con Villancicos y en Navidad se repartían dulces y algunos objetos utilitarios, más otra Misa.
La Misa de Nochebuena llamada “de Gallo” se celebraba tarde para que terminara cerca de la media noche, y la misa de Navidad era al medio día, tanto en la Iglesia Parroquial como en el Templo de San Francisco, y durante casi la mitad del siglo XVIII, en la parroquia de San Francisco Xavier.
Para perpetuar la presencia del nacimiento en Belén, durante todo el tiempo de adviento -cuatro domingos antes de Navidad- llegaron desde la Ciudad de México los primeros nacimientos de cerámica y de madera, que se colocaron en las iglesias y conventos, luego en las casas más adineradas y finalmente en todos los hogares.
En qué consistía la Cena de Nochebuena durante la Colonia
La cena de Nochebuena fue evolucionando en paralelo a la prosperidad de la Ciudad. Y siempre era especial: un rico guisado de puerco, carnero, res o aves, o tamales de origen tlaxcalteca. Las familias preparaban una cena de Noche Buena para aguantar el largo ritual religioso y con el tiempo se agregó una feria en la Plaza de Armas para después de la Misa de Navidad, donde la gente podía comer sin cocinar, ver maromas (acrobacias), marmotas y otros animales amaestrados, así como juegos de azar.
Los toros, siempre los toros
Para 1837 ya había espectáculos taurinos, tanto en Noche Buena como en Navidad. Como aún no se modernizaba el toreo, las suertes eran a caballo, sin protección, y los toreros trataban de herir al toro con lanzas. Apenas iniciaba el toreo a pie, hasta que se popularizó años después. En esta Acta se dice que había una Plaza -o ruedo- dispuesta para Noche Buena y otra para Navidad:
“Sesion ordinaria del 4 de Setiembre de 1837. Leida y aprobada la acta anterior se dió cuenta con lo siguiente… Se pasó a la Comision de fiestas con asociacion del 2o. Sindico para informe el permiso que piden los CC. Antonio Felix y Antonio del Refugio Ramirez para hacer corridas de toros en los Parques de noche buena y Navidad.”
Una década después llegó la invasión norteamericana, pero no modificó las costumbres regiomontanas. Al principio era sólo una ocupación militar momentánea, porque los estadounidenses no trajeron sus familias y además porque no podían hacer cambiar de cultura a los regiomontanos. Al mismo tiempo para ellos era un problema que nuestros ancestros fueran tan católicos, pues los invasores eran protestantes.
Siete años después de retirados los norteamericanos -en 1853-, ya había funciones de pastorelas, es decir, representación de las posadas por actores profesionales:
“Recibo de pago de la Tesorería Municipal de Monterrey.
Pagó Juan de la Cruz Velásquez cuatro reales por licencia para función de Pastorela.
Firma de Prudencio Sanchez. Sello de la Tesorería.”
Los franceses trajeron el árbol de navidad
Fueron los franceses, durante la invasión a Monterrey, los que trajeron una nueva costumbre navideña: el Árbol de Navidad. Este símbolo navideño llegó a México en las alforjas del emperador Maximiliano de Habsburgo, de origen austriaco y por lo tanto sajón. En la Navidad de 1865 instaló en su residencia el primer pino de Navidad en México, y de inmediato las familias de ricachones conservadores copiaron la novedad y comenzó a popularizarse en Ciudad de México.
La llegada del árbol de Navidad a Monterrey fue en Navidad de 1866, al final de la invasión francesa. Un grupo de austriacos, capturados y presos por las fuerzas republicanas, fueron entregados bajo palabra como sirvientes o aprendices en Monterrey y, resignados a su suerte, adornaron las casas -donde laboraban como servidumbre- al estilo de Austria, colocando los primeros Árboles de Navidad en la Ciudad. Según algunos datos, uno de ellos era un teniente llamado Ernst Pitner.
Y novedosos tal como seguimos siendo, de inmediato se sincretizó la Navidad con el Árbol sajón, colocándosele un pesebre y el nacimiento o Belén de origen italiano. Las misas continuaron siendo, como hasta la fecha, dos: la de Gallo y la de Navidad.
El origen del Árbol de Navidad
Abro paréntesis para explicar el origen del árbol de Navidad. Viene de finales del Siglo VIII, cuando San Bonifacio, evangelizador de Alemania, comenzó a decorar algunos pinos con manzanas y velas para representar con el pino -que nunca se seca-, el amor de Cristo, que no termina. Con las manzanas, los pecados que se iluminan con las luces que significa a Cristo “Luz del Mundo”. Esto se volvió costumbre y se esparció lentamente por el mundo sajón, llegando al mundo latino hasta el segundo milenio.
Cierro paréntesis para regresar a México, pues al triunfo de la República con Juárez, Lerdo y Díaz, hubo mayores intercambios con Estados Unidos en materias cultural y comercial. Esto influyó para que en Monterrey comenzara a incluirse el pavo en la cena de Navidad, y a sustituir los regalos clásicos de niños -ropa y calzado- por juguetes que, hasta entonces, los “traía” el Niño Dios.
En el siglo XIX se “democratiza” la Navidad
Las posadas y pastorelas se celebraban hasta el siglo XIX, previo a las Misas de Gallo, y fue hasta la expansión de la Ciudad con las colonias ubicadas al norte de las vías del ferrocarril -hoy avenida Colón- en lo que ahora son las colonias Hidalgo, Moderna, y Terminal, cuando los vecinos tramitaron un permiso de la Iglesia y del Municipio para realizar sus propias pastorelas.
Reyes montó el primer arbolito de Navidad en una oficina pública
En diciembre de 1908, el gobernador Bernardo Reyes colocó en el nuevo Palacio de Gobierno el primer Árbol de Navidad en una oficina pública, pero no se hizo tradición, porque después llegaron algunos gobiernos revolucionarios y antirreligiosos.
Por ejemplo, en este documento de 1926 se advierte la prohibición de pastorelas durante la Guerra Cristera:
"INSPECCIÓN GRAL. DE POLICÍA
- Cartas que la Inspección Gral de Policia dirige al C. Alcalde de Mty.; asuntos:...* Informa estar enterado de la suspención de permisos para que se verifiquen pastorelas. Firma Julio Hernandez Serrano.Monterrey”.
El Ayuntamiento de Monterrey comienza a adornar las calles
con motivos navideños
En los años 40 del siglo pasado inició la tradición de que el Ayuntamiento adorne la Ciudad con motivos navideños como luces, candiles, arreglos en forma de corona, esfera y caramelo. Al principio los gastos se compartían con la iniciativa privada que había impulsado el proyecto. En este documento de la tesorería de Monterrey del año de 1962, se ve que la Cámara Nacional de Comercio cooperó con mil pesos para el adorno de la ciudad:
“Carta enviada al C. Tesorero Municipal por el C. Secretario del R. Ayuntamiento el Lic. Salvador Garza Salinas en la cuál por acuerdo del C. Presidente Municipal se remite cheque dirigido a esta administración por la Cámara Nacional de Comercio, a cargo del Banco Regional del Norte, S. A. por la cantidad de $1.000.00, como cooperación para los adornos navideños instalados en la Ave. Morelos.”
Y otra de 1967:
“C. Presidente Municipal Sr. Cesar Lazo Hinojosa
Muy señor nuestro y amigo:
Comerciante de la Avenida Morelos de esta Cuidad. Por el apoyo y colaboración que tan bondadosamente nos ha brindado durante la campaña Pro- luninación de la Avenida Morelos, con motivo de las fiestas navideñas.
Comité comercial Avenida Morelos Héctor Leal Morales”
Populariza la Coca-Cola a Santa Claus
A partir de los años veinte cobró popularidad la figura de Santa Claus en lugares fronterizos como nuestra Ciudad, donde la influencia norteamericana es más profunda. Y para los años cincuenta del siglo pasado, Santa Claus fue catapultado a nivel internacional por la empresa refresquera Coca Cola, reforzando su campaña que caló hondo entre un público ávido de propaganda comercial diferente.
Desde los años sesenta, en paralelo al comercio formal, creció mucho en la Ciudad el informal que tradicionalmente comerciaba con dulces, lonches y refrescos, pero llegó el contrabando de “fayuca” es decir, productos de baja calidad para venderse en puestos semifijos que se instalaban en temporada navideña:
“Sindicato de Comerciantes en Pequeño y Revisteros del Estado de N. L., C. R. O. C.
c. Presidente Municipal
Lic. Salvador Garza Salinas
Solicitan la calle de Colegio Civil entre Colón y Calzada Madero para la venta de juguetes, dulces, cacahuates, etc. durante la temporada navideña.
Srio. General
Salvador Regalado Martínez”
Para esos tiempos, el consumismo había penetrado a las entrañas de los regiomontanos. Ya no solo eran los niños quienes recibían regalos, sino también los adultos, y las empresas cayeron en ese juego, promoviendo las posadas con intercambios de regalos y en las navidades enviaban a sus trabajadores y a sus familias obsequios.
La distorsión de la Navidad
Navidad ahora equivale a regalos caros y cenas lujosas. Se olvida que es una festividad religiosa, con aspectos positivos como fomentar la unión familiar, y restablecer la esperanza. Una de las pocas celebraciones místicas admitidas por otras religiones y hasta por ateos. Países taoístas y sintoístas como Japón, Corea del Sur, y Singapur, visten sus ciudades de Navidad, con arreglos y regalos occidentales, a pesar de que Jesucristo no tenga un significado en su religión.
El maratón “Lupe-Reyes”
En Nuevo León y en todo México la Navidad se ha distorsionado. Coloquialmente se le considera parte de las festividades del llamado “Maratón Lupe-Reyes" que inicia el 12 de diciembre -Día de la Virgen de Guadalupe-, continúa con nueve días de posadas que se extienden hasta la Noche Buena -24 de diciembre- y Navidad -Día 25-. Continuando las celebraciones hasta el año nuevo y la fiesta de la Epifanía del Señor Jesucristo -6 de enero-, llamado el Día de Reyes. Y por si fuera poco, ya en tiempos laborales se regresa el 2 de febrero Dia de la Candelaria, a una tamalada.
El espíritu de la Navidad es contrario a lo que se hace pues se trata de recordar a Jesús que nació en humildad absoluta. Pero aquí, aparte de los gastos normales, una familia de clases populares gasta al menos unos 6 mil 500 pesos adicionales en el “maratón Lupe-Reyes".
Hoy, en el final de este 2020, en un momento en que se sufre la angustia del incremento de la voracidad de la pandemia de Covid-19 y la esperanza nebulosa de una vacuna que nos haga volver a nuestra vida normal, la Navidad no será normal o tal vez sea la primera de la “nueva normalidad”. No podremos congregarnos con nuestros compañeros de trabajo, ni siquiera ir a Misa o a Cultos (evangélicos), solo atenderlos virtualmente.
No habrá cenas con la familia ampliada, y las casas de los abuelos no serán el centro de reunión. La cena de Nochebuena se reducirá a familias nucleares, además, los bolsillos de la humanidad, golpeados por la pandemia, no aguantan un derroche, así que debemos vivir con modestia, empezando por la celebración de La Navidad.
Esto nos debe servir para estar en paz, en familia, porque es un momento muy difícil; debemos renovar la esperanza, elemento idisensable para afrontar la complicada vida actual.
A pesar de todas estas dificultades, ¡Feliz Navidad!
FUENTES
Robert Ricard. La conquête spirituelle du Mexique: essai sur l’apostolat et les méthodes missionnaires des Ordes Mendiants en Nouvelle-Espagne de 1523-1524 à 1572
www.corazones .org
ARCHIVO DE MONTERREY, COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO, 4 de septiembre de 1837; COLECCION CONTEMPORANEOS, volumen 91, expediente 51; volumen 98, expediente 40; volumen 109, expediente 99.
Ernst Pitner, Maximilian's Lieutenant, A Personal History of the Mexican Campaign 1864-67 University of New Mexico Press.
http://ciencia.unam.mx/leer/520/Asi_llego_Santa_Claus_a_la_cultura_mexicana
Así llegó Santa Claus a la cultura mexicana - Ciencia UNAM Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) Hecho en México. Todos los derechos reservados 2020. La información aquí publicada tiene como fuente principal a investigadores de la UNAM y es responsabilidad de quien la emite; no necesariamente refleja el punto de vista de esta institución. ciencia.unam.mx |