25/Apr/2024
Editoriales

Los sueños son grandes verdades

El cerebro humano tiene grandes facultades que el hombre comienza apenas a descubrir. Su grandeza queda al descubierto cuando vamos conociendo las capacidades y alcances que pueden tener los equipos cibernéticos, burdos remedos del cerebro. Cuando dormimos suceden cosas interesantísimas en tiempos increíbles. Un breve estímulo externo puede hacer que se desarrolle un sueño largo en segundos reales, porque no hay correspondencia entre lo sucedido en un sueño con el tiempo real que ocupó el cuerpo para toda la trama.

Los sueños son manifestaciones normalmente relacionadas con la realidad, y existen grandes estudios encaminados a la interpretación de los sueños como un estado hipnótico donde recordamos cosas que conscientes no podemos hacerlo, y hasta como premoniciones o adivinanzas del futuro. Grandes leyendas se basan en sueños, no sólo las religiosas. Un ejemplo de lo que pueden aportar los sueños es uno de Albert Einstein, el sabio moderno más conocido, quien platicaba que, en 1895, siendo niño, soñó que cabalgaba por los cielos montado en un rayo de luz. Este recuerdo le siguió toda su vida y especialmente le abrió las puertas a su imaginación para llegar a la teoría de la relatividad y a otras de iluminación que hoy se reflejan en inventos que nos hacen la vida más cómoda. Los sueños son realidades que la realidad no permite que aterricen; pero si conseguimos aterrizarlas, haremos aportaciones tan grandes como las de Einstein.