16/Sep/2024
Editoriales

La lluvia es hermosa pero…

Vivir en Monterrey es maravilloso, se disfruta de todas las comodidades de las grandes ciudades del mundo. Claro que también se sufre de graves problemas citadinos, como la escasez de agua y, algunas veces, por sus excesos en volumen y forma tempestuosa.

Como la lluvia es un espectáculo poco común, nos parece fascinante ver y escuchar la caída del agua de las nubes.

La tomamos como una bendición, un fenómeno natural súper agradable de sensualidad extraordinaria, sonando como música para nuestros oídos.

En lo personal he disfrutado varias veces la película Singing in the Rain viendo a un Gene Kelly cantando y bailando feliz bajo la lluvia, algo que de niño me encantaba hacer.

Inolvidable la anécdota de cuando cierto día, hace más de tres décadas, Pedro Pablo Treviño del Bosque me invitó a comer en el restaurante San Ángel Inn de la ciudad de México, con el simple pretexto de “ir a ver llover” porque era temporada de  estiaje.

A la mañana siguiente viajé a la capital con ese objetivo; comimos y bebimos disfrutando como enanos con la música del agua.

Ciertamente la lluvia es una música preciosa, y más si se observa y escucha la caída de las primeras gotas de agua arreciando su ritmo hasta llegar a ser aguacero.

Sin embargo, el agua de lluvia atemoriza con razón a quienes viven cerca de algún río o arroyo relleno en los fraccionamientos construidos para que la lotificación sea buen negocio, con una mezcla de mentalidad avariciosa y el aval de funcionarios deshonestos.  

Ahora con la música que nos tocó ‘Alberto’, con menos ritmo que la tocada por ‘Alex’ y ‘Gilberto’, vemos que aún no se han podido reparar las vialidades y hasta se desgajó un puente en San Pedro, que está haciendo bailar bajo la lluvia y el lodo a quienes transitan por ese lugar.  

Porque también hay lluvias de estrellas, de elogios, de regaños, y de baches. Existen lluvias ácidas, radiactivas, y hasta las lluvias de corruptelas entre los responsables de las construcciones de obras para la movilidad urbana.

Desafortunadamente no todas las lluvias tienen la virtud de la eufonía.