17/Jun/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Mayo 25 de 1911: comunica Francisco León de la Barra, embajador de México en Estados Unidos, a Henry L. Wilson, embajador de Estados Unidos en México, la renuncia de don Porfirio Díaz a la presidencia de la República. Ya desde el 14 de mayo anterior, León de la Barra le había anticipado a Wilson que tanto Díaz como Corral, su vicepresidente, renunciarían y que él (León de la Barra) sería el presidente interino. Posteriormente al aviso anticipado que León de la Barra dio a Wilson, se firmaron los acuerdos de Ciudad Juárez, mediante los cuales Porfirio Díaz aceptaba dejar la Presidencia de la República, y León de la Barra quedaba al frente del gobierno mexicano de mayo 6 a noviembre 6 de 1911, para convocar a elecciones generales en México. Así sucedió y tras las elecciones, León de la Barra entregó el poder al presidente Francisco I. Madero, electo democráticamente en ese proceso. 

La relación de Madero con Estados Unidos, se suponía que era muy buena, pero quedó demostrado que no era así durante la Decena Trágica con el famoso Pacto de la Embajada, que culminó en el asesinato del presidente Madero, y la irrupción de Victoriano Huerta asumiendo el poder. 

Las diferencias entre México y su vecino del norte son muchas, y se inician desde la guerra de invasión norteamericana que le costó a México más de la mitad de su territorio.

Sin embargo, la relación comercial entrambas naciones ha crecido año tras año, pues sus economías están entrelazadas, aunque la dependencia de nuestro México le da a Estados Unidos grandes ventajas.

Dependemos, como nunca antes, de que el vecino continúe ‘haciéndonos el favor’ de vendernos gas, maíz, equipos y muchos otros insumos. Además de que se nos permita utilizar la ventaja que la providencia nos da con el famoso nearshoring, es decir, que podamos venderles muchas cosas que se fabrican en México gracias a nuestra cercanía geográfica.   

Esta es una lacerante realidad que debemos preparar a nuestros descendientes para que la puedan modificar, no convirtiéndonos en sus enemigos políticos.