Noviembre 24 de 1957: Muere en Ciudad de México el artista Diego Rivera. El 8 de diciembre de 1886 nació en Guanajuato, Guanajuato, hijo de un médico de corte liberal, quien intentó inducirlo a una carrera militar, uno de los más grandes muralistas de México y el mundo. Rivera es el pintor mexicano más conocido del siglo XX, su pintura narrativa de contenido social y revolucionario no tiene parangón en nuestro país. Estudió en la Escuela de Bellas Arte de San Carlos, discípulo de Santiago Rebull y José María Velasco. Ya en su carrera tuvo señalada influencia de José Guadalupe Posada, y desde muy joven – dieciséis años- se preparó para viajar a Europa recorriendo México pintando sus paisajes. En 1906 recibió una beca para estudiar Bellas Artes en Madrid, donde estuvo cerca del maestro Eduardo Chicharro.
En 1910 visitó Inglaterra, Holanda, Francia y Holanda, instalándose en París donde conoció a Pablo Picasso, ingresando al mundillo artístico que en ese momento era un crisol de diversas tendencias, y allí fue donde conoció la obra de Cézanne, cuya escuela adoptó en principio con sus planteamientos cubistas, pero luego no le pareció adecuada para su ideología personal, vinculada a las luchas sociales y políticas, por lo que Diego Rivera buscó un estilo personal y pasó por una etapa frustrante mientras lo encontraba. Su ubicación intelectual no tenía duda, estaba identificado con las causas de la revolución mexicana, convenciéndose que el arte podía aportar mucho a las causas reivindicatorias del pueblo. Regresa a México encontró a su padre agonizando pero pronto halló un sitio especial junto a Orozco, Siqueiros y oros artistas, que le ayudó a mitigar su pérdida familiar. Iniciaron ellos el movimiento muralista de contenido nacionalista, distinguiéndose inmediatamente con la técnica de la pintura al fresco, recreando el pasado prehispánico nacional.
Pintó el mundo indígena, las costumbres populares, la vida del campesinado y el proletariado, las flores y la naturaleza en general. Co – fundador del Partido Comunista Mexicano, encargado de editar El Machete, periódico revolucionario que fracasó por la hermeticidad de sus artículos para las masas trabajadoras. Invitado a las celebraciones del Décimo Aniversario de la Revolución Soviética, le dieron la tarea de realizar un fresco en Moscú. Pero allá le fue mal con su salud y con las críticas que consideraron que su técnica era excesivamente moderna, así que regresó a México. De 1930 a 1945 estuvo viviendo en Estados Unidos, donde decoró el Institute of Arts de Detroit y en Nueva York pintó murales para el Rockefeller Center, pero en 1933 fueron destruidos por incluir un retrato de Lenin. Regresó a México y se enamoró de Frida Kalho con quien se casó y, a pesar de su irrefrenable pasión (de Rivera) por las mujeres, al grado que llegó a fugarse con Cristina, la hermana menor de Frida cuando era ya su esposa, pudo reconciliarse con la posteriormente famosa pintora.
Entre Diego y Frida prestigiaron “La casa azul de Coyoacán”, donde recibieron a artistas e intelectuales, organizando tertulias políticas trascendentales. André Breton, León Trotsky y su esposa Natalia, así como otros políticos e intelectuales de talla mayor vivieron un tiempo en esa casa. De su amplia producción destacan; El día de los muertos, La noche de los pobres y Alfabetización, pintados de 1923 a 1928 en la Secretaría de Educación Pública; Los campesinos, Germinación y La tierra dormida de 1926 a 1927, en Chapingo; La conquista de Cuernavaca y Emiliano Zapata en Palacio de Gobierno de Cuernavaca, en 1929. El hombre controlador del universo, Palacio de Bellas Artes en 1934. Historia de México y El tianguis de Tlatelolco entre 1929 y 1944 en Palacio Nacional; Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central entre 1947 y 1948; y Teatro histórico en el Teatro Insurgentes, mosaico de vidrio de 1951 a 1953. En cuanto a su obra de caballete, vale mencionar a Guadalupe Marín, y Las tentaciones de San Antonio en 1947, y además muchos bocetos que hoy se encuentran en el Museo Estudio Diego Rivera. Toda su vida pintó retratos y murales, hasta que en un día como hoy del año 1957 partió a la inevitable cita el gran Diego Rivera.