06/Oct/2024
Editoriales

La hormiga y la cigarra

Había una vez una Hormiguita y una Cigarra que eran muy amigas. 

Durante todo el verano y el otoño la Hormiguita trabajó sin parar, almacenando

comida para el invierno. 

No aprovechó el sol, la brisa suave, ni la charla con amigos, ni se bebía alguna cervecita después de un día de labor.

 

La Cigarra por su parte, se la pasaba sólo cantando en los bares de la ciudad.

Cantó durante todo el otoño, bailó, aprovechó el sol, disfrutó muchísimo sin

preocuparse por el mal tiempo que estaba por venir. 

 

Pasados unos días, terminó el otoño, empezó el frío, y la Hormiguita, exhausta de tanto

trabajar se metió en su pobre guarida, repleta hasta el techo de comida.

 

Alguien la llamó por su nombre desde afuera y cuando abrió la puerta vio a su amiga la Cigarra conduciendo un hermoso Ferrari y con un valioso abrigo de pieles.

 

La Cigarra le dice:

_Hola amiga, voy a pasar el invierno en París. ¿Podrías cuidar de mi casita?

La Hormiguita respondió: ¡claro! Sin problemas, pero ¿qué ocurrió? ¿Dónde conseguiste el dinero para ir a París, comprar este Ferrari, y ese abrigo tan bonito y tan caro? 

La Cigarra respondió: _imagínate que yo estaba cantando en un bar la semana pasada, y a un productor francés le gustó mi voz. Firmé un contrato para hacer shows en París.

_A propósito, ¿necesitas algo de allá?

Si, dijo la Hormiguita. Busca a La Fontaine y dile, de mi parte, que se vaya a freír espárragos el hijo desú…

 

Fábula de La Fontaine, deformada por un anónimo