07/Sep/2024
Editoriales

En el fútbol se vale todo

 

 

En 1988 se descubrió por un artículo del periodista Miguel Ángel Ramírez que algunos jugadores de la selección nacional juvenil eran inelegibles por la edad. 

Rafael del Castillo, presidente del fútbol juvenil dijo: ¿Por qué México no puede ser mañoso, cuando otros países lo son?

En ese deporte – negocio profesional el fin justifica los medios, y si se comete una falta o agresión al jugador del equipo contrario, debe ser lejos de la pelota. 

Porque el árbitro y la televisión no tienen ojos más que para ver el balón y a quien lo patea, habiendo posibilidades de quedar impune la agresión realizada en otro rincón de la cancha. 

Y todos lo festejan cuando sucede, los aficionados que son sus seguidores y los directivos del equipo. 

En el Mundial del ‘86, los aficionados argentinos alabaron hasta el cansancio el gol que Maradona anotó con la mano, debido a que “El árbitro no lo vio”, pues era un mérito doble. 

Son demasiados los aficionados y los directivos que prefieren que su equipo gane sin honor, a que pierda con nobleza.

Así que, si eso se ha sembrado desde la cancha hasta las gradas, no se puede cosechar menos que vileza entre una afición que se apasiona con los colores de su equipo.

La salvaje golpiza callejera cometida en contra de un joven aficionado a los Tigres por algunos seudo porristas de los Rayados debe llamar nuestra atención y tomarse cartas en el asunto. 

No es la primera vez que sucede. Por lo tanto ya no es la excepción, sino que comienza a ser común, así que se debe dar castigo ejemplar a los hampones disfrazados de apasionados hinchas de un equipo, que sacan lo peor de sí mismos cuando ven a aficionados portando la camiseta de su odiado equipo contrario.

Al mismo tiempo debe hacerse una asepsia entre jugadores, entrenadores, directivos y hasta comunicadores que fomentan la pasión exaltando el amor por unos colores, pues están abriendo la puerta a los bajos instintos que potencian todo con tal de ganar.

Que sientan el desprecio generalizado.

En este clásico de fútbol, todos perdimos, comenzando por la sociedad y después el propio fútbol.

Por más ganancias que produzca una afición que paga las entradas al estadio, compra camisetas de su equipo y alimenta el odio al equipo contrario en cada cerveza que bebe.

¿En el fútbol todo se vale? ¿Esta es la mejor afición de México?