21/Jun/2024
Editoriales

Veremos de qué cuero salen más correas

Ya tuvimos en México nuestra fiesta democrática. ‘Haiga sido como haiga sido’, Calderón dixit, hay una presidenta electa y ciertamente inicia el litigio electoral, pero Sheinbaun ya trae el nombramiento de presidenta electa de México.

 Ahora sigue la elección presidencial en Estados Unidos del 5 de noviembre próximo, y los contendientes serán: Joe Biden (81 años de edad) por el partido demócrata, y Donald Trump (78 años de edad), por el republicano.

 Ambos ya fueron presidentes -Biden lo es actualmente- y la especulación se concentra en ver si Donald Trump no se tropieza durante la convención republicana pues a pesar de haber ganado holgadamente las primarias con 910 votos, que representaron el 81 % de la votación, el pasado 16 de febrero un juez del tribunal estatal de Manhattan lo condenó a pagar 355 millones de dólares, por el delito de manipulación de su patrimonio, en un fraude maquinado en contra del estado.

 La convención podría no reconocer a Trump como su candidato, por haber sido el primer ex presidente en toda la historia condenado por un delito, y postular a un delincuente nunca será recomendable.

 Trump es bueno peleando, lo demostró al sobrevivir a una quiebra financiera entre los años setenta y ochenta. 

 Es un hombre con una exagerada auto estima. Nació en Queens, NY en 1946; su madre vino de la isla de Lewis, y su padre fue hijo de un migrante alemán cuyo apellido era Drumpf. A los 13 años fue a la academia militar de Nueva York y después de graduarse quiso matricularse en la escuela de cine de California, pero terminó inscribiéndose en la Universidad de Fordham, en el Bronx, para estar cerca de casa. Fue a la escuela de finanzas de Wharton de la Universidad de Pensilvania egresando en 1968, y hasta 1971 trabajaba para la compañía de su padre, la Organización Trump, y después inició su propio negocio. 

 Presume que desde la universidad, mientras sus amigos leían comics, él estudiaba las listas de ejecuciones hipotecarias, soñando con grandes negocios inmobiliarios. Su primer departamento donde vivió de soltero era alquilado. Exige que sus propiedades brillen. Se interesó en el negocio del juego cuando descubrió que Hilton tenía 150 hoteles en el mundo, pero los dos casinos en Las Vegas le daban el 40% de sus utilidades generales. Su lugar favorito es Mar-a-Lago, una espectacular propiedad en Florida construida en 1920 por la heredera de la fortuna de los cereales Post, y que él le compró a precio de ganga, transformándola en un club privado.  Se sintió muy orgulloso cuando reconstruyó la pista de hielo Wollman en Central Park en tan solo cuatro meses, siendo que las autoridades de NY se habían tardado años y no podían acabar la obra. 

  En 1977 se casó con la modelo checa Ivana Zelnickova, quien trabajó como gerente de los hoteles de Trump. Ivana le decía “El Trump” para referirse a él. Se divorciaron en 1992 teniendo tres hijos de ese matrimonio, que son: Donald Jr, Ivanka y Eric. El motivo del divorcio fue una aventura de Trump con la modelo Marla Maples, con quien luego se casó en 1993 y tuvieron una hija –Tiffany- para, en 2004 matrimoniarse con la modelo eslovena Melania Knauss, que sería primera dama de EUA. Hasta antes de mudarse a la Casa Blanca, vivían con su hijo Barron (llamado así en honor de Barron Hilton) en la Torre Trump, en un pent house de 30 millones de dólares. En 2006 su fortuna ascendía a 2 mil 900 millones de dólares, y estaba en el lugar 94 entre los más ricos de Estados Unidos. Su extravagante estilo de vida lo hizo famoso, así que cuando publicó en los ochenta su libro El arte de la negociación, que se consideró un documento representativo de cómo hacer negocios agresivamente. Trump debe gran parte de su fortuna a su nombre, siendo un fenómeno similar al del showman P. T. Barnum un siglo antes. Es un tipo exitoso, pero su actual problema es asegurar su libertad pues el delito que cometió no es poca cosa, y amerita cárcel si no paga.

 

Así que si Trump sale bien librado de la convención, en noviembre habrá un enfrentamiento -de nuevo- entre Biden y Trump, a ver de qué cuero salen más correas.