26/Apr/2024
Editoriales

Crisis Paralelas

México y los Estados Unidos están teniendo cada uno sus propia crisis socio-polí­tica, con distinto origen y caracterí­sticas cada una, pero coincidiendo en el tiempo y en la gravedad de las mismas, por lo cual conviene analizarlas juntas, para ayudarnos a decidir cómo debemos de proceder.

Empezando por México, nuestra crisis es sencilla de describir: Nuestro sistema socio-polí­tico, fundado en los años 1920's y 1930's, está ya en una decadencia tan avanzada que puede decirse que ya está completamente agotado: La crisis consiste en que no ha surgido una "elite" cuyos integrantes estén dispuestos y sean capaces de liderar al pueblo en la dirección en la que arguyan convincentemente que es la justa y conveniente.

La crisis de los Estados Unidos es muy diferente: Se trata de una democracia muy avanzada, cuyo gran tamaño la convierte en el paí­s más poderoso del mundo, y su crisis consiste en que una parte considerable de su población, digamos un 30% de la misma, ha sufrido ya sea la quiebra de sus pequeños negocios, digamos librerí­as o casas de música, o bien perdido sus modestos empleos, fueran fabriles u oficinescos, todo causado por el tremendo avance tecnológico que desde el fin de la Guerra Frí­a en 1991 opera ya a nivel mundial, de manera que esas personas, poco cultas, se sienten empujadas hacia abajo y tratan de explicarse por qué. Esto lo aprovechan demagogos, como Donald Trump, quienes en vez de tratar de explicar las verdaderas razones de su descenso relativo a esas gentes y a proponerles las medidas difí­ciles, ´pero eficaces, que se requerirí­an, como serí­a estudiar y capacitarse en nuevas habilidades, optan por proponerles soluciones mentirosas y que parecen muy fáciles de implementar, como evitar a toda costa la inmigración de mexicanos o negarse a importar productos chinos, pero las cuales serí­an no sólo inoperantes, sino quizás hasta contraproducentes.

Así­ que aquí­ en México tenemos de hecho una crisis doble y un doble trabajo para nuestro proceder: Solucionar nuestra crisis y capotear como mejor podamos la de nuestros poderosos vecinos ¿Qué debemos hacer? ¿Por dónde debemos comenzar? Tratar de fomentar en nuestro ambiente de amistades, trabajo y comunitario nuestra firme decisión de apoyar aquellas propuestas de acción polí­ticas, convincentes y de buena fe, que tiendan a moralizar el manejo de los asuntos públicos, cueste lo que cueste, enfocándonos primero hacia una limpieza y eficacia completas en la procuración de justicia y luego en una descentralización y privatización de la enseñanza, dejando la labor del gobierno en esta área sólo como facilitadora y supervisora. Así­ que justicia y educación deben ser nuestras metas firmí­simas a mediano plazo, en las cuales se apoyarán todos los demás avances y, a corto plazo, pues todas aquellas medidas concretas, aunque sean parciales, que vayan avanzando, dentro de lo posible, en esas direcciones.

¿Dónde es más posible que aparezcan esos lí­deres que necesitamos? Necesitamos, primero, una a élite cultural que nos explique históricamente por qué hay que tener confianza de que este es el camino a seguir y, luego, a una élite polí­tica que se olvide de los fáciles pero viciados "triunfos clientelares" que siempre terminan en la corrupción impune y "se avienten" por el duro y estrecho camino del sacrificio y el ejemplo personal ¿Dónde encontrar esos raros ejemplares de polí­ticos dispuestos a luchar por el bien común? Pues podrí­an aparecer en el interior de los principales partidos de oposición, el PAN (Javier Corral) y el PRD, y también ¿Por qué no? en el PRI transformado en "independiente", como ocurrió aquí­ en Nuevo León. Con algo y con alguien hay que empezar: Lo más malo es no hacer nada.

Atte.- JVG.- 26-10-16.