26/Apr/2024
Editoriales

La Democracia es Sentido de Pertenencia- II

En mi artí­culo de ayer aseveré que toda democracia funcional imbuye a un grupo determinado con el sentido (o el orgullo) de pertenencia, porque cada persona de ese grupo sabe que se requieren sus servicios militares y de contribución; Agregué que cada grupo que adopta la plena democracia, adquiere una gran fuerza, tanto militar como económica. Terminé el artí­culo planteando la pregunta: Entonces ¿Qué probabilidades tiene México de avanzar en su incipiente camino hacia la democratización? Esto es lo que tenemos que tratar de contestar aquí­.

En México, nuestro 6% de clase "alta" ingresó en promedio 65,567 dólares en 2016, lo cual es más que el promedio del 1er Mundo; Nuestro 34% de clase "media" ingresó 14,114 dólares, casi el doble que los del 2° Mundo; Y nuestro 60% de clase "baja" ingresó sólo 3,244 dólares anuales por persona, equivalente al promedio del 3er Mundo.

¿Cuál de estos tres grupos podrí­a ser imbuido con un sentido de pertenencia grupal? ¿La clase media? Tendrí­a que despojar del voto a la clase baja, integrar ellos mismos al ejército y las policí­as y, además, despojar del poder a los polí­ticos corruptos y a los narcotraficantes ¿Es esto concebible en el mundo moderno? Creo que esa ruta formativa que siguieron las democracias primermundistas durante el siglo XIX ya es irrepetible en el mundo actual. Entonces ¿Qué camino seguir? El único que me parece posible es el de tratar de reforzar el sentido de pertenencia nacional de todos los mexicanos, dedicando todos nuestros esfuerzos a lograrlo, superando los enormes problemas de heterogeneidad y regionalismos de nuestra población: Subiendo substancialmente los niveles de ingresos y de educación de la clase "baja" y erradicando la corrupción impune de la clase "alta".

El lento pero seguro camino tradicional para el ascenso a la plena democracia ya nos es impracticable porque toma cien años la efectiva incorporación de toda la población al voto, así­ que tenemos que recurrir a métodos más ágiles y rápidos: Eso me hace voltear hacia la época post-Revolucionaria: Tomó 20 años, digamos de 1920 a 1940, poner en orden un marco ideológico, cuando la población sólo subió de 15 a 19 millones y tomó otros 30 años, de 1940 a 1970 el que diera frutos el desarrollo pleno, cuando la población subió de 19.6 a 48.2 millones, un aumento de 2.5 veces y como la clase media subió en porcentaje de ser un 15% a ser el 25% de la población brincó de 3 a 12 millones, es decir cuando menos se cuadruplicó. Este enorme aumento numérico de gente educada provocó, entre otras cosas, el estallido de 1968, como al final del también muy exitoso Porfirismo los estallidos a partir de 1908 provocaron la Revolución de 1910.

Creo que ahora debemos hacer algo tan exitoso como eso, pero evitando muchos de los errores y mentiras del PRI y de los "Cientí­ficos" porfiristas; Y como el mundo se va acelerando tecnológicamente tenemos también que acelerar el proceso: En vez de 20 años para convencer a todo el pueblo para que se acepte la nueva ideologí­a, hacerlo en el sexenio de 2018 a 2024 y en vez de 30 años para ponerlo a funcionar, sólo dos sexenios de 2024 a 2036. ¿Cuáles son las mentiras y errores que se deben evitar?

Se debe evitar la mentira de decir que va a ser una democracia funcional, sino sólo un acercamiento, y si bien no se les va a quitar el voto al 60% de los de clase "baja", quizás sí­ convendrá darle rasgos comunales, ya sea por etnia, región, poblado o barrio; Además, será imprescindible valorar cuando menos al doble cada voto de los integrantes del 40% de la población que sí­ pasen los requisitos legales de nivel de educación y de contribución al erario. En esta forme se quitarí­a mucho de los desví­os de recursos públicos para "comprar votos", que hasta los polí­ticos de Partidos "de oposición" como el PAN y el PRD practican hábilmente.

Se debe evitar el error de no valorar la práctica rigurosa de la moralidad pública, que es aún más necesaria en acciones excepcionales, como lo serí­a ésta, pues de cualquiera otra manera serí­a imposible erradicar tanto la corrupción impune como el narcotráfico. ¿Difí­cil? Peor serí­a seguir en el marasmo.

Atte.- JVG.- 16-03-17