22/Nov/2024
Editoriales

El triunfo de la República

En este mes de mayo se recuerdan importantes acontecimientos. En nuestro artí­culo anterior nos referimos a dos fechas fundamentales: el primero y el 5 de Mayo, fechas en que se conmemora el Dí­a del Trabajo y la Batalla de Puebla. Claro que hay otras fechas también importantes. Están el Dí­a de las Madres, el Dí­a del Maestro y el aniversario del natalicio del Regiomontano Ilustre y Mexicano Universal Don Alfonso Reyes. Hablaremos ahora del 15 de Mayo, del Triunfo de la República y de uno de los militares mexicanos más destacados. Me refiero al nuevoleonés Mariano Escobedo.

Mariano Escobedo hizo grandes servicios a la Patria, derrotó a Maximiliano y apoyó a Juárez.

Pocos, muy pocos, han sido los historiadores que han escrito en torno a la vida de Mariano Escobedo, a pesar de que es --sin duda alguna-- uno de los personajes que más se han destacado en Nuevo León y en el paí­s. Bástenos mencionar que un plebiscito abierto por el periódico "El Diario del Hogar", en l900, hizo que el pueblo mexicano lo reconociera como el general más ameritado de esa época.

Pero veamos quién fue Escobedo.

Nació en San Pablo de Labradores, ahora Galeana, Nuevo León, el l6 de enero de l826.Sus padres fueron Manuel Escobedo y Rita de la Peña.

Fue así­ como vino al mundo el que, andando los años, habrí­a de ser caudillo militar, gobernador de Nuevo León, general de división, vencedor del Imperio en Querétaro. Jefe de la Tercera División del Ejército, Gobernador de San Luis Potosí­, Secretario de Guerra y Marina y benemérito de Nuevo León y de la Patria.

Sus primeros años los dedicó, por indicaciones de sus padres, a la agricultura. Su bautismo de sangre lo tuvo en la intervención norteamericana. El l4 de septiembre de l846 causó alta en el Ejército Nacional como alférez de guardias nacionales.

Tení­a apenas 20 años cuando respondió al llamado de la Patria.

En septiembre de ese año tuvo lugar el sitio de Monterrey, en donde se escribieron páginas gloriosas para la historia de México. Los fuertes de Las Tenerí­as, Rincón del Diablo y Cerro del Obispado, fueron testigos de gestas heroicas y sacrificios sublimes. El arrojo y el valor del joven Escobedo en la defensa de la plaza, quedaron plenamente demostrados.

En unión de Francisco Martí­nez Salazar, peleó al frente de un puñado de hombres de Galeana, Iturbide y Rayones, el 20 de diciembre del mismo año en el cañón de Santa Rosa.

Del 22 al 23 de febrero del año de l847, en la sangrienta batalla de La Angostura, Escobedo participa ya como miembro del Estado Mayor del general José López Oraga.

Durante el tiempo que duró la invasión norteamericana, Escobedo se mantuvo con las armas en la mano.

Volvió después a su solar nativo.

Su ascenso a capitán lo obtuvo el 22 de abril de l854.Ese mismo año, cuando la tranquilidad de la República se tornó en agitación, Escobedo organizó las fuerzas de Galeana. Estaba entonces a las órdenes de José Silvestre Arambarri.

Un año más tarde, el 23 de mayo de l855, triunfo en Monterrey el movimiento de Ayutla y fue Mariano Escobedo uno de los primeros adalides. Contuvo las fuerzas santanistas.

De regreso en Monterrey, marchó a las órdenes de Zuazua al interior de la República, hasta hacer triunfar el Plan de Ayutla.

En la Guerra de Tres Años hizo campaña militar en los Estados de Nuevo León, San Luis Potosí­, Zacatecas y Jalisco.

Al ocurrir la Intervención Francesa, organizó una brigada con la cual participó en la Batalla del 5 de mayo de l862. Su comportamiento le valió el grado de coronel el tres de julio de ese año y el de general de brigada con fecha 25 de abril de l863. Fue el Presidente Juárez quien le confirió los nombramientos.

Siendo general en jefe del Ejército del Norte, ganó las batallas de San Jacinto y de Santa Gertrudis, pero fue hasta el l5 de mayo de l867 cuando conquistó la gloria definitiva en la plaza de Querétaro, al vencer después de un prolongado sitio a las huestes del Emperador Maximiliano. A las siete de la mañana del primero de junio de l867, Maximiliano fue fusilado en el Cerro de las Campanas.

La Sociedad Mexicana de Geografí­a y Estadí­stica, que preside el Lic. Julio Zamora Bátiz, lo recordará este 15 de Mayo, a las 18 horas, en su sede de la calle Justo Sierra en el Centro Histórico de la Capital de la República.

Maximiliano nunca debió venir a México engañado por los traidores que lo invitaron a dirigir los destinos de nuestra Patria. Aquí­ encontró la muerte. Los que lo invitaron a venir a México y que decí­an apoyarlo lo dejaron solo en la hora definitiva y Juárez le dio una lección al mundo. Lo que inició el General Ignacio Zaragoza en Puebla en 1862, lo concluyó el General Mariano Escobedo en 1867, ambos fieles al Presidente, Lic. Benito Juárez y a la República.

Escobedo habí­a cumplido con la Patria, a la cual habrí­a de continuar sirviendo.

Posteriormente fue Gobernador de San Luis Potosí­, de l869 a l873, y su labor en esa entidad puso de manifiesto su capacidad y su acendrado amor al progreso. Terminó el cuatreño y entregó el poder al Gobernador electo Pascual M. Hernández.

El Presidente Lerdo de Tejada lo llamó el 3l de agosto de l876 a la Secretarí­a de Guerra y Marina. Poco antes, en l875, siendo Senador por Querétaro y San Luis Potosí­, fue primer Presidente del Senado de la República.

El 22 de mayo de l902 murió en Tacubaya, siendo Presidente de la Suprema Corte de Justicia Militar y Diputado Federal en ejercicio.

Su cortejo fúnebre lo presidió el general Porfirio Dí­az, Presidente de la República. Pronunciaron las oraciones fúnebres el diputado José López Portillo y Rojas y, en nombre del Ejército, el general Bernardo Reyes, Secretario de Guerra.

Escobedo fue declarado "Benemérito" en Chiapas, San Luis Potosí­ y Nuevo León. Un municipio nuevoleonés y el Aeropuerto Internacional llevan su nombre. Ciudades como San Miguel Allende y Uruapan, se honraron llamándose sus urbes nativas.

Tres dí­as de luto se decretaron en la Nación por el deceso del general Escobedo, figura histórica en la que se reúnen las más altas cualidades humanas.