Septiembre 12 de 1847: En Mixcoac, ciudad de México, el ejército invasor norteamericano pasa por la horca a varios irlandeses del Batallón de San Patricio que habían peleado en favor de México. Este Batallón se formó con desertores del ejército norteamericano que en su mayoría eran básicamente migrantes de Irlanda, aunque también había de otras nacionalidades cuya religión era la católica.
Su identificación con las causas mexicanas inició por aspectos religiosos pues los Estados Unidos –y desde luego su ejército- eran protestantes, por lo que a ellos se les discriminaba y por ende, estaban molestos con ese país. Además no estuvieron de acuerdo con la invasión, pues reprobaban la injusticia cometida por Estados Unidos en contra de una nación vecina. La primera batalla en la que participaron del lado mexicano, fue la Batalla de Monterrey, del 21 de septiembre de 1846.
Se estima que el Batallón de San Patricio se formó con unos 800 soldados, que tomaron el nombre del santo patrono de Irlanda. Al ser presos tras las batallas de Cerro Gordo y Churubusco, "los patricios" como les decía el pueblo mexicano, fueron ajusticiados con crueldad por los estadounidenses. A algunos los marcaron en el rostro con un hierro candente con la letra "D" que significaba desertor.
A otros los colgaron para que vieran los posibles desertores lo que les esperaba en caso de cambiarse de bando. Entre los marcados estaba el líder del Batallón de San Patricio, el capitán John Riley de Clifden, quien sobrevivió a la guerra residiendo en Veracruz en 1850 y sus restos descansan en el panteón del puerto, con el nombre de Juan Riley en su tumba. Existe en la ciudad de México una calle y un monumento en su honor, frente al convento Churubusco. En nuestra ciudad hay una calle en la colonia Del Valle, que pasa por el Colegio Irlandés, que se llama Batallón de San Patricio en honor de estos hombres que entregaron sus vidas en defensa del territorio mexicano, arriesgándolo todo.