21/Nov/2024
Editoriales

Los traductores

La traductora Malintzin que sirvió de intérprete a Hernán Cortés es uno de los personajes más controversiales de la conquista. Empezó como esclava y escaló los más altos niveles de relevancia, imputándosele cualquier cantidad de leyendas y conceptos que van desde la traición, la valentía, y hasta la tergiversación de lo traducido. 

No es el único caso de traductores acusados de alterar los contenidos. Como ejemplo, ‘reciente’ -en 1883-, en Bismarck City, el Ferrocarril del Pacífico Norte daba servicio de lujo con coches pullman y frenos neumáticos. 

En ese tiempo, Estados Unidos ya se había quedado con los territorios nórdicos mexicanos y, como depredadores, sus soldados y trabajadores acabaron con los búfalos que representaban el alimento de los naturales de esa región.   

El jefe Toro Sentado encabezó la última cacería de los sioux y constató que esos animales estaban en peligro de extinción. Los empresarios del ferrocarril sabían de su representatividad, así que lo invitaron a la ceremonia de inauguración. Toro Sentado asistió y lo subieron al pódium donde estaba el presidente de Estados Unidos. 

Ya en el micrófono, Toro Sentado vio los ojos del presidente, a los empresarios, y a los Unidos, funcionarios de la Unión Americana, y al público y les dijo: 

_Odio a los blancos, ¡ustedes son ladrones y mentirosos!

El joven oficial que la hace de intérprete tradujo:

_Mi corazón rojo y dulce, les da la bienvenida a mi tierra.

El público aplaude pero Toro Sentado interrumpe el aplauso para agregar:

_Ustedes nos han arrancado la tierra y nos han hecho parias!

El emocionado público ovacionó de pie al valiente guerrero que les reconoce superiores.

 

El traductor ya no se atrevió a decir nada, el acto continuó y hasta la fecha las congregaciones indias siguen discriminadas a pesar de que las leyes abolieron esas prácticas inhumanas. No pueden ni siquiera votar para elegir a su representante que a su vez elegirá al presidente de Estados Unidos.