Así como en el 200- 2008 cuando reventó la “burbuja de las hipotecas” en Estados Unidos, Citibank se valió de su franquicia en México y de sus ganancias vía el Fobaproa-IPAB y la banca de consumo para salir a flote pues éstas le proporcionaron el 50% de sus utilidades totales; poco después, en España, los bancos que operaban en América Latina hicieron lo mismo. El 13 de diciembre del 2021, Margarita Delgado sub gobernadora del Banco de España (Banco Central) explicó ante el congreso de ese país que: “El negocio de los bancos españoles en América Latina se ha convertido en una de las fuentes principales de ingresos, así como en un factor de estabilización de la cuenta de resultados de Santander y del BBVA…y les ha permitido enfrentar mejor las recientes crisis de 2008 y 2012 y la relacionada con la pandemia Covid” (10). En septiembre del 2018, en una de las tantas audiencias del congreso sobre la crisis bancaria española de 2008-201, José Antonio Álvarez, el No. 2 de Banco Santander, explicó; “desde hace años” el banco no genera “beneficios” dentro de España pues debido a la crisis de esos años, el sistema bancario español que había ganado 25, 000 millones de euros (mde) en 2007 pasó a tener pérdidas por 74,000 mde en 2012. “Por esa razón, explicó Álvarez, Santander no gana dinero en España desde hace 6 años. Del total de beneficios, el 60% provienen de América Latina; el 21% del Reino Unido y el 17% de Santander Consumo Europa. El negocio en España, incluido el Banco Santander España, el centro corporativo y la división inmobiliaria no genera beneficios”. Según el diario El País, Álvarez habría agregado que “la situación es similar a la de su competidor BBVA” en España y que el problema general era “la baja rentabilidad” de los bancos en el país (11). En América Latina y particularmente en México y Brasil la historia ha sido otra, y las ganancias obtenidas y luego repatriadas “en 3 cuartas partes”, según dijo Guillermo Ortiz en el 2012, entonces el CEO de Banorte y lo escribió en The Financial Times y otros medios; y lo que significan, según Arturo Valenzuela otro ejecutivo de Banorte en esos años, una “ordeña” del ahorro del país que sirve para “capitalizar a los bancos extranjeros”en sus países (12). Se trata de ganancias apuntaladas también, como en el caso de Citibank, de los pagares del Fopabroa-IPAB, pero también en tasas de interés y comisiones tan altas, que no existen en ninguna otra parte del mundo y las cuales se aplican, principalmente, a los “créditos al consumo” (tarjetas de crédito) y al dominio sobre el sistema de pagos vía cajeros automáticos, tarjetas de nómina etc., como veremos más adelante. Ese saqueo acumulado representa ya, mucho más que el propio Fobaproa-IPAB de un 1.4 billones de pesos en intereses. Según reportó la propia Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) las ganancias totales de la banca que opera en México en 2021, fueron de 162, 000 millones de pesos (mdp) al cerrar el año y un mes antes, en noviembre, ya eran de 146, 310 mdp, lo que indica una ganancia de unos 14 mil mdp en solo un mes. Esto significaba un aumento de 54% en relación al 2020, año en que las ganancias habían caído a menos de los 148, 000 mdp que fueron en 2019, antes de la pandemia. De todas las ganancias del 2021, BBVA obtuvo un 31% del total, Santander 10.6%, Citibanamex un 18.11% y Banorte, “el banco mexicano” el 15.2% del total. Es decir, 4 bancos obtuvieron un 75% de las ganancias totales de la banca que opera en México. Si, por ejemplo, en 2013, los bancos reportaron ganancias por 107 mil mdp (12 ibid), y si Guillermo Ortiz decía que; “entre 2003 y 2011 los dividendos que pasaron los bancos extranjeros a sus matrices fueron por 20 mil millones de dólares , aproximadamente lo que pagaron por los bancos mexicanos ” (12 ibid) a partir de 1999 en que fueron comprándolos; quiere decir que el monto del saqueo al país, que lo deja sin ahorro y sin capacidad de crecimiento (solo 2% anual mientras que las ganancias bancarias promediaban un 13.5% anual de crecimiento hasta 2012 y se han disparado mucho mas desde entonces); quiere decir que la “intermediación bancaria” ha superado al Fobaproa-IPAB como vía de saqueo y pillaje contra el país por parte de los bancos españoles y otros extranjeros.
El saqueo de parte de la banca ha sido similar en contra del propio pueblo español. Para el 14 de dic. Del 2021, el diario El Economista de España, reportaba que “el costo del rescate” de los bancos españoles con recursos públicos ya ascendía a 101, 500 mde, es decir, unos 2.5 billones de pesos mexicanos. Para eso se crearon organismos como un Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROP), parecido al Fobaproa; para comprar cartera vencida, recapitalizar bancos etc. O la “Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Restructuración Bancaria “, SAREB o “banco malo”; donde se mandaban todas los préstamos incobrables, las valores chatarra etc. También se hicieron cosas abusivas como la de venderle a banco Santander en el 2017, “en un euro”, el banco Popular, después de haberlo saneado completamente y solo para apoyar la expansión de Santander. Ese rescate, con dinero público le ha costado al pueblo español “reformas” impuestas por el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el FMI, que significan sacrificios en su nivel de vida y salarios, sus pensiones, su sistema de salud etc. (14). En el sitio público.es, de España el 9 de noviembre del 2018, se reporta que los bancos españoles, todos ellos , incluyendo a Santander, BBVA, Caixa, Bankia etc., ya acumulaban, entre 2012 año del rescate y hasta 2017, unos 63, 690 mde en ganancias; una cifra “ya por encima del costo del rescate” que entonces se había planeado en 62, 574 mde. De esas ganancias, Santander y BBVA reportan más de un 60% de sus operaciones en México y AL. (15). Como en todas las bancarrotas de su historia, las de Felipe II en 1575 y 1596 y las de Carlos II en 1606 (16) el gobierno español dominado por la banca y recurre al saqueo de “la nueva España” para “balancear sus finanzas” en una operación de rapiña vía gobiernos títeres como los de Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto en México.
Según un reporte de la revista Expansión del 20 de enero de este año 2022, el 70% del negocio bancario en México está en manos de bancos extranjeros. El llamado “G7”; 7 bancos que son: BBVA, Santander, Citibanamex, Banorte, HSBC, Scotiabank e Inbursa controlan el 77% de la actividad bancaria en el país y, dentro de ella, en la rama hipotecaria, solo 5 de esos bancos controlan el 93% de los créditos totales. Según Expansión esto les ha permitido un crecimiento anual de su cartera de un 6.7% anual mientras la economía del país creció solo un 2.7% anualmente. Por lo mismo, dice Expansión, “una de las críticas es que hay, es que al ser bancos extranjeros, los bancos se llevan sus utilidades a sus matrices en lugar de reinvertir en México” (17).
En otro estudio patrocinado por le CNBV en el 2012 los autores desmienten que dentro del sistema bancario exista algún banco importante que no sea extranjero y señalan que en el caso de Banorte; “el 64% de sus acciones están en manos extranjeras (en bolsa) y en el caso de Inbursa un 29.2%.” El estudio de la CNBV , que pretende defender la extranjerización de la banca y sostiene que “no hay de qué preocuparse”; cita a un maestro de la Universidad de Harvard , Haldo Mussachio diciendo: “ el sistema ( bancario mexicano) está estable gracias a que estos bancos no toleran muchos riesgos. Eso ha llevado a que tengan un sistema bancario solido pero que mantiene a la economía mexicana parada, dejando sedientas de crédito a las pequeñas y medianas empresas”. (18)
La banca extranjera y la supuestamente nacional no prestaban a los negocios mexicanos y había, primero, una selección en donde solo empresas “Triple A”, eran candidatas a los préstamos y, después, se implementó el “racionamiento” de los créditos: La investigadora María Teresa Rodríguez lo explica así: “La banca comercial registró de 1988 a 1993 una tasa de crecimiento real de cartera vencida de 2,403.7%. La crisis de 1994 puso en evidencia la necesidad de aumentar el índice de capitalización de la banca comercial (ICBC). 1 La tasa de crecimiento del ICBC de 1994 a 1999 fue de 64.1 %. Con un ICBC de 16.1% en 1999 se esperaba una recuperación del crédito, pero ello no ocurrió. En esos cinco años la cartera de crédito, lejos de mejorar, se contrajo a una tasa anual de 11.6%, mientras que la de títulos y valores se incrementó anualmente 29.5%. Además, 81.4% del total de la cartera de títulos y valores correspondió en 1999 al rubro de valores no negociables (Fobaproa y valores gubernamentales especiales). Sin aumentar el crédito a los sectores productivos y solo a las grandes empresas exportadoras, la banca hacía sus ganancias con los pagares del Fobproa- IPAB, con el manejo de las Afores, intermediación de valores, instrumentos financieros diversos etc., que permitían aumentar la liquides de los bancos, o al menos la liquides nominal, que eran , según describe la autora, “ahorro en busca de altos rendimientos” que generaban una dinámica y “una relación perversa entre el aumento de los niveles de capitalización y la disminución del crédito bancario para financiar al sector privado y productivo del país”, dice la autora y, por lo tanto; el rescata bancario con recursos públicos y la capitalización posterior de los bancos (1995-1999) fue con el único fin de “ fortalecer la posición de rentabilidad del capital bancario frente a la posibilidad de ser absorbida por el capital extranjero”. (18)
Para Eugeni Correa, investigadora de la Escuela de Economía de la UNAM, cuando se crea el IPAB en 1998 y la Ley de Protección al Ahorro Bancario, también se eliminan los obstáculos para la penetración de la inversión extranjera en bancos que habían impuesto en los acuerdos del TLCAN y se emiten las acciones tipo “o” de adquisición voluntaria. A partir de ahí la banca se dedicó a lo mismo: Préstamos al sector exportador, a las empresas AAA, al gobierno, manejo de pensiones y todo sobre la base del cobro de altas tasas de interés, mismas que, al representar una gran ganancia en los pagares del IPAB, reducían la actividad económico del país y “constreñían el mercado” y, por lo tanto, la posibilidad de la expansión del crédito. Para Eugenia Correa, los banco solo tenían “expectativas de mayores negocios en el avance de las privatizaciones”; y expectativas de ganancias solo en “reducir costos, aumentar comisiones, recortar personal “. (20)
GLOBALIZACION EL ENGENDRO DE LA USURA
Para la Doctora Noemy Levy Ordik, quien participó junto con un equipo en 2005, en la redacción del libro: “Los bancos que perdimos”; y posteriormente, en 2014, en el reporte: “Los Bancos Extranjeros en México: Diversificación de actividades….”; la desregulación financiera que inicio en México a partir de 1983 y continuo hasta la extranjerización de la banca, fue hecha para “replicar en México el sistema de Estados Unidos” en donde, dice la Dra. Levy, hubo; “dos grandes periodos, el orden financiero en función de un orden regulado establecido en Bretton Woods (1945) y una era posterior a Bretton Woods, donde los corporativos financieros dominan el mercado internacional, las decisiones de la industria oligopólica nacional pasaron al control de los consorcios internacionales”. El rompimiento del orden monetario de 1945-73 dio lugar a un proceso que ella denomina como “financiarización” con un sector bancario rentista, que traslada al Estado el costo de sus riegos ( y su rescate ndr)”. En esta nueva etapa post Bretton Woods, la banca tradicional, emisora de créditos, en base a depósitos y sistema de pago; es sustituida por las actividades de la banca de inversión tales como; Bursatilización de activos; servicio de carrotaje de valores y derivados financieros, seguros de vida, créditos inmobiliarios etc. En esa etapa el capital productivo se “vuelve sirviente” en la estructura financiera y “el crédito bancario se separa del financiamiento del sector productivo y de la inversión. El ingreso no se expande y su distribución se modifica a favor de los financieros”. En esas condiciones, en el caso de México, dice la Dra. Levy; “lograron algo impensable para sus subsidiarias extranjeras: Sus márgenes de ganancia aumentaron sin que estas incurrieran en ningún riesgo, es decir, sin otorgar préstamos…” . Los márgenes de ganancias, sobre todo después de 1999, alcanzaron niveles históricos, por las actividades de “financiarización”, como los derivados financieros y usando os mismos recursos de los pagares del Fobaproa-Ipab, por ejemplo, o el propio ahorro de los clientes. Todo esto fue posible debido a que también, en 1999, en los Estados Unidos se eliminó la Ley Glass Steagal de 1933, que separaba a las actividades de la banca comercial de la banca de inversión, y se promulgó precisamente como resultado del colapso de 1929 cuando la actividad especulativa se disparó. En todo esto contribuyó, en México, también la reforma del Banco de México en 1992, cuando se le otorga “autonomía” y, más que eso, se le separa de su función original, la de impulsar el crecimiento, para reducirlo al control del procesos monetario únicamente. En este contexto, con una banca dedicada al sector “financiero no bancario”, es decir, instrumento de riesgo y alto riesgo, altos rendimientos y tasas de interés etc. la inversión productiva, por sus altos costos, se vuelve menos atractiva que los proyectos altamente especulativos y de altas ganancias casi inmediatas. Este fenómeno, que se inicia en EU y de ahí se expande hacia México y el mundo a partir de 1973 con los reformas a Bretton Woods y después con la eliminación de la Ley Glass Steagal; la Dra. Levi lo describe así:
EN EL MUNDO:
“A partir de las relaciones de financiarización se incrementan de manera acelerada las deudas no bancarias, incluso, alimentadas por las deudas bancarias. Se genera un ciclo prolongado de ganancias financieras que son apropiadas por los tenedores de títulos financieros (con su consecuente colapso financiero), independientemente de las actividades productivas. Así, el valor de los activos financieros no está sustentado en la productividad del sector no financiero (fundamentos macroeconómicos) sino en incrementos de precios relacionados que se explican por la entrada y salida de capitales al mercado financiero que inflan y desinflan el valor financiero de los activos reales. A partir de este planteamiento se puede sustentar que en el mercado de capitales no se genera financiamiento a la inversión ni a la producción, sino que se modifica la distribución del ingreso y reduce el gasto de la inversión. Específicamente, los dueños de los títulos se apropian de una porción de rendimientos en el sector financiero en un contexto de reducida acumulación, la cual disminuye la participación de los salarios en el ingreso.
El proceso de financiarización esbozado anteriormente describe el periodo de dominación financiera que inició en la década de 1970, y que revirtió la separación entre las actividades de la banca comercial y la banca de inversión, creando grandes corporaciones financieras donde confluyen la emisión de créditos y el comercio de títulos financieros no bancarios; repitiendo la historia pre-pánico de la crisis de 1929 que se distinguió por una emisión excesiva de valores y sobre endeudamiento de los agentes económicos (véase Kregel, 2010). En este contexto, desaparecen los límites a la competencia (por depósitos) y la diferenciación entre créditos de corto plazo y deuda de largo plazo, que en Estados Unidos se concreto con el Acta de la Modernización de los Servicios Financieros (1999), que reemplazó a la famosa Ley Glass-Steagall de 1933, impuesta como una vía para superar la crisis económica de dicho periodo.
EN MEXICO:
En términos generales las nuevas actividades bancarias, incluyen a los instrumentos financieros derivados (o sintéticos), los reportes, la bursatilización, la modernización y expansión de los servicios bancarios del sistema de pagos (ATMs, Terminales Punto de venta, nuevas sucursales, etc.) a los "no bancarizados" y a regiones geográficas con inexistente o reducido acceso a los servicios financieros.
En México, los antecedentes de las actividades no tradicionales pueden remitirse a finales de la década de 1970, con la negociación de futuros sobre tipo de cambio, misma que se detuvo a raíz del control cambiario de 1982. Posteriormente, continuaron con la negociación de futuros basados en acciones y petrobonos en el periodo 1983-1986, junto con los adelantados (forwards), cuyos precios subyacentes fueron el tipo de cambio peso-dólar (1987); a esto se suman los warrants (1992) (ver página del Mexder).12
Al analizar la evolución del sistema bancario en los últimos catorce años (1997-2011), bajo el liderazgo de las corporaciones financieros extranjeras, se observa que el valor de los sintéticos negociados (i. e., instrumentos financieros derivados)13 se expandió, impulsando a los activos totales bancarios, que en 2007 alcanzaron 164% del PIB, justo antes del surgimiento de la crisis financiera internacional. En 2011, los activos bancarios regresaron a sus valores previos al auge.14 Individualmente, los instrumentos financieros sintéticos representaron 4.8% del PIB en 1997, 44.7% en diciembre de 2003, y para 2007, rebasaron en 27% al monto total del PIB.
Es importante mencionar que es limitada la variedad de los productos sintéticos en los bancos que operan en la economía mexicana, restringiéndose a los futuros, negociados en mercados organizados (MexDer), adelantados (forwards) en mercados no organizados, y opciones y swaps negociados en mercados organizados y no organizados (Mexder y OTC).