Junio 29 de 1934: Asesina Adolfo Hitler a sus últimos posibles rivales para asumir el control total de Alemania. Ernst Rí¶hm y otros "camisas marrones" estaban de vacaciones en Bad Wiesee (baviera).
Cuando aún dormían, a las seis de la mañana Hitler y sus guardias personales irrumpieron en el hotel, y Adolfo Hitler personalmente se enfrentó a Rí¶hm con una pistola. Les enviaron a la prisión de Stadelheim en Munich a la espera de su destino, mientras Joseph Goebbles, ministro de propaganda, telegrafiaba una señal cifrada a Berlín, donde los secuaces nazis enviaron brigadas para que se ocuparan de los otros hombres de la SA.
Hitler señaló sus nombres: su ex lugarteniente Gregor Strasser, el ex canciller Von Schleicher, y puede que otros cien. Los camisas marrones habían ayudado a Hitler para que llegara al poder pero este no iba a concederles la autoridad que pretendían, así que decidió deshacrse de ellos. Algunas personas –los llamados bistecs, rojos por dentro y marrones por fuera- exigían una revolución socialista y Rí¶hm alcanzó a criticar a Hitler.
Salvado el asunto legal, Adolfo informó con energía discursiva al Reichstag que el traidor Rí¶hm y sus compinches habían sido ejecutados; recibió muchos aplausos. Luego se le alinearon los astros a Hitler, pues murió el presidente Paul von Hinderguburg, y Adolfo Hitler fue nombrado Fí¼rher (guía) del imperio alemán. Ya nadie podría pararlo. Pobre mundo cuando llegan líderes mesiánicos a tener el poder político y de las armas.