El gobierno de Obama esperó hasta las horas finales de las sesiones del Congreso, antes del inicio del receso de seis semanas, para publicar el capítulo clasificado de 28 páginas (ligeramente editado con tachones) de la Investigación Conjunta del Congreso de 2002 sobre el 11-S. A pesar de eso, la liberación del capítulo clasificado como secreto, fue una tremenda victoria que pone a toda la confabulación del imperio anglo-saudí en la mira, por su papel ahora documentado en la peor atrocidad terrorista en suelo estadounidense. Más aún, una lectura cuidadosa de las 28 páginas cuidadosamente tachadas, deja en claro que el representante Thomas Massie (republicano de Kentucky) tenía toda la razón cuando dijo el año pasado que la liberación de las 29 páginas obligaría a volver a pensar todo lo que sucedió durante los últimos 15 años.
El grado de las pruebas de la participación de la monarquía saudí en los ataques del 11-S es mucho mayor de lo que se conocía públicamente. Una cantidad de funcionarios saudíes miembros de la familia real estuvieron íntimamente relacionados con al-Qaeda, y muchos de ellos tenían nexos muy estrechos a los secuestradores directamente. Agencias de Estados Unidos tenían evidencias del patrocinio saudí hacia al-Qaeda desde años antes de los ataques del 11-S, pero cualquier medida enérgica fue suspendida y los investigadores fueron despedidos o transferidos para hacer demasiadas preguntas en la dirección correcta.
Lo que es ahora urgentemente necesario es una nueva investigación exhaustiva, que se inicie con la mano anglo-saudí detrás de los ataques del 11-S, pero que se extienden muchos más allá de esos acontecimientos de hace 15 años, para indagar en todas las atrocidades terroristas subsecuentes y acontecimientos como las invasiones a Iraq y a Libia, los actuales intentos de imponer un cambio de régimen y derrocar al gobierno de Assad en Siria y mucho más.
Lyndon LaRouche subrayó ayer que se debe mantener el impulso que logró llegar hasta la liberación del capítulo suprimido, hasta lograr la nueva investigación que explore a fondo el complejo anglo-saudí. Nada menos que eso logrará acabar de raíz con el azote del terrorismo.
La publicación de las 28 páginas, apenas a unos cuantos días después de que se dio a conocer el Informe de la Comisión Chilicot en Gran Bretaña, es un doble golpe letal al hígado del imperio británico y sus socios saudíes. El representante Walter Jones, quien encabezó la pelega en el Congreso para liberar las 28 páginas, extendió su agradecimiento y congratulaciones al movimiento de LaRouche por su papel catalítico en lograr esta victoria. í‰l se comprometió ahora a continuar hacia el próximo nivel, la investigación a fondo, y no descansar hasta que salga a la luz toda la verdad.