El columnista George Monbiot del diario londinense Guardian no se anduvo por las ramas para plantear las implicaciones para el ex primer ministro británico Tony Blair de los resultados del Informe Chilcot sobre la guerra de Irag. Monbiot planteó el asunto desde el precedente de los juicios de Nuremberg, donde se juzgó a los líderes nazis por su guerra de agresión. Primero que nada, Monbiot señala que la indagatoria de Chilcot recibió un mandato muy estrecho, y dejó de lado la cuestión fundamental, que es la ilegalidad misma de la guerra contra Iraq.
"El juicio más fulminante y de mayores consecuencias que todo lo demás, fue el juicio con el que se inicia la declaración de John [Chilcot]: 'Hemos llegado a la conclusión que el Reino Unido decidió unirse a la invasión de Irak antes de que se hubiesen agotado las opciones pacíficas para el desarme. La acción militar en ese momento no era el último recurso'.
"Esta es una declaración tan clara como se le permitió hacer a Chilcot, de que la guerra fue ilegal", señala Monbiot. "El lenguaje que utilizó es similar al Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, la cual establece las condiciones necesarias para una guerra legal. En efecto, él definió la invasión a Iraq como un crimen de agresión, lo cual se definió en el Tribunal de Nuremberg como 'el crimen internacional supremo, que solo difiere de otros crímenes de guerra en que contiene en sí mismo la maldad acumulada de todos' ".
13 años después, la maldad de esa totalidad se sigue acumulando; las guerras y el terrorismo que puso en marcha la invasión y ocupación de Iraq, mucho más allá de las fronteras de Iraq, sigue matando, mutilando y generando millones de refugiados en fuga. En el propio Iraq, unas tres millones de personas están desplazadas de sus hogares; 10 millones necesitan asistencia humanitaria. Tan solo el bombazo el día del fin del Ramadán en Bagdad la semana pasada, elevó el número de muertos a 292 niños y adultos, y podría seguir aumentando.
Por su parte, en el diario Washington Post publicó el 7 de julio un artículo del comentarista sobre relaciones internacionales Adam Taylor, quién pregunta de entada "¿Podría ser juzgado Tony Blair por su papel en la guerra de Iraq?" A pesar de que alega que esa posibilidad es muy escasa, Taylor plantea la cuestión, "¿Qué significa esto para otros dirigentes del mundo?, lo cual refleja el nerviosismo en muchas partes porque el Informe Chilcot podría desatar a las Erinias en contra de otros. Taylor responde con el comentario de Mark Kersten, un investigador de la Escuela Munk de Asuntos Globales de la Universidad de Toronto, quien planteó que: "Toda acción judicial contra una personalidad política importante, independientemente de donde sea o quien sea, sentaría un precedente"