El 4 de marzo de 1929, unos 6 meses antes del crack de 1929 en Nueva York que dio origen a la GRAN DEPRESIÓN mundial, la que dio origen al fascismo en Europa y a su opuesto, el gobierno de F.D Roosevelt en los Estados Unidos; en México se formó el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Si usted le pregunta a los “intelectuales orgánicos” como Héctor Aguilar Camín qué es lo que era ese partido, le dirán, de seguro; que fue sólo un instrumento del “caudillo”, Plutarco Elías Calles el “jefe máximo” de la Revolución; para un “gobierno autoritario”, un instrumento “personalista y clientelar”. Sin embargo, para el presidente Álvaro Obregón (1920-1924), formar ese partido era necesario ya desde antes, para aglutinar a “los revolucionarios dispersos” ya que, según decía en mayo de 1928 después de ganar la presidencia por segunda vez; “la revolución esta desorganizada, y la única fuerza organizada es el ejército”. Para Calles, el PNR era necesario para que “se fusionen todos los elementos revolucionarios que sinceramente deseen el cumplimiento de un programa” económico y político para la nación. Para los académicos lo que realmente buscaban Obregón antes de su muerte y Calles mismo era “un partido de gobierno o de estado” o un “partido hegemónico”. Después de que el 17 de julio Álvaro Obregón fue asesinado ya siendo presidente electo, el peligro de la división y “la dispersión” de las fuerzas que habían hecho la revolución se agravó. Se entró de lleno en una crisis de liderazgo y el PNR se hizo más necesario y urgente.
Técnicamente el PNR (1929-1938) fue el partido del “Maximato” pero también el partido de los 4 primeros años del gobierno de Lázaro Cárdenas y el que respaldó la expropiación petrolera. Por supuesto, al fundarse y entrar en funciones bajo la presidencia de Manuel Pérez Treviño el partido suprimió los liderazgos locales; a los caciques regionales, los grupos y facciones, etc. para imponer un mando centralizado inspirado en los idearios, más o menos, de la Constitución de 1917 y la propia revolución. En su “maximato” Calles continuó con la reforma agraria y se completaron más de 5.4 millones de hectáreas repartidas por los gobierno desde 1920 a 1934; se mantuvo la suspensión del pago de la deuda externa y las inversiones en carreteras, presas, sistemas de riego, escuelas rurales etc. y la hazaña de Alberto J. Pani como secretario de Hacienda, al enfrentar la gran depresión mundial haciendo crecer a México y mantener su incipiente proceso de industrialización. Después, de 1934 a finales de marzo de 1938, el PNR apoyó las acciones del gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas, quien también mantuvo la suspensión del pago de la deuda externa para dar “prioridad” al desarrollo del país y continuó la reforma agraria y posteriormente nacionalizó el petróleo.
En el escenario actual, el aspecto de Morena es como el del PNR después de 1929, sólo que ahora además de que aglutina a las fuerzas de la 4T, está recibiendo pedacería de otros partidos, especialmente el PRI, que están en proceso de desaparición y deja a muchos grupos y figuras sin ningún cobijo. También, Morena como el PNR, enfrenta los inicios de una posible gran depresión global que iniciara, como lo advirtió el presidente AMLO en estos días; con la caída de la economía norteamericana, después del alza sucesiva de tasas de interés, como ya ocurrió también en 1981-82. El aspecto de Morena hoy , es como el de un Frankenstein, hecho de muchos pedazos, de grupos que quizá no “desean sinceramente el cumplimento de un programa” pero a los cuales se les puede imponer ese programa como proyecto vía los estatutos . Por supuesto, siempre y cuando el sucesor de AMLO esté dispuesto a continuar con la 4T en una versión más avanzada, como ocurrió con Obregón - Calles y Cárdenas, quienes a pesar de sus grandes diferencias personales y de “estilo”, le dieron continuidad a un mismo proyecto, el de la Constitución de 1917, para que México dejara el atraso colonial y buscara su industrialización.