Existe en México un amplio sector de la población que sobrevive de la llamada “economía informal” y de los 50 y tantos millones de mexicanos que pertenecen a la Población Económicamente Activa (PEA), unos 30 millones sobreviven en ella lo que significa trabajar a diario en la calle o en empleos “precarios” para sobrevivir. Muchos de estos son jóvenes. De estos sectores en donde el crimen organizado recluta.
Ofrece “empleos” de sicario, halcón o de burrero, es decir, del que traslada cargas de droga de un lado a otro. También ofrece empleo en el huachicol y en actividades como la extorsión, el secuestro o el cobro de piso. De seguro unos 2 millones de personas están involucradas en esta red de actividades criminales. El narcotráfico es, de hecho, una “empresa exportadora” altamente “competitiva” y abastece al inmenso mercado de drogas de los Estados Unidos. Difícilmente cualquier otra empresa legal puede exportar tanto. De 80 a 90 mil mdd al año. Para vencer este emporio se tiene que, en primer lugar, recuperar el crecimiento, la generación de empleos estables y bien pagados.
Así se podrá ganar a las nuevas generaciones de jóvenes al trabajo productivo. También se podrá convencer a los que ya están involucrados en le delincuencia a que regresen a la vida legal y pacífica donde encontrar una buena forma de ganarse la vida. Eso es lo principal. Además, tenemos que hacer labor cultural y filosófica. Combatir la “anomia social”; el desprecio de muchos jóvenes y adultos por los valores de la sociedad a la que le guardan rencor y hasta odian, porque sienten que los abandonó y los traicionó al negarles todas las oportunidades y cerrarles todas las opciones. Si además, detenemos el flujo de armamento que cotidianamente ingresa a nuestro país desde Estados Unidos desde la las operaciones “Receptor Abierto # y “Rápido y Furioso” creadas por los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama para suministrar armamento a los cárteles de la droga, habremos empezado a revertir la ola de crimen que azota al país.