Siguiendo con el análisis de los Programas de Gobierno de los tres principales candidatos presidenciales, y habiéndolo ya hecho para los que versan sobre Seguridad Pública, aquí trataré de hacerlo para aquellos que se ocupan de la Educación Pública.
Por lo pronto en la Plataforma Electoral y Programa de Gobierno del Partido de Morena que lidera Andrés Manual López Obrador, en su índice de 18 grandes rubros, ninguno tiene como tema principal la educación pública, aunque uno, el 4, se ocupa del Combate a la Pobreza y otro, el 12, de la Pobreza en sí; Otro, el 13, de la Autosuficiencia Alimentaria y otro, el 16, del Mercado laboral mal remunerado. No es de extrañar que excluya el importante tema educativo, ya que se comprometió públicamente a “no tocar a los maestros”, por lo que pone al millón de pedagogos y burócratas empoderados políticamente, sobre las muchas decenas de millones de niños y jóvenes mexicanos.
Por lo que se refiere a los candidatos José Antonio Meade y Ricardo Anaya, ambos le dan a este tema educativo uno de los cinco o seis temas principales de sus programas y, la verdad, no difieren mucho en cuanto a su contenido general: Pero, sí hay una diferencia fundamental: El programa de Meade implica la conservación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, con sus anticonstitucionales cláusulas de inclusión y de exclusión en su contrato colectivo de trabajo, que les permite usurpar un poder político que no les debería corresponder, pero que lo utilizan en forma “clientelar” para apoyar al PRI. Este continuismo político se puede ver en los verbos con que comienzan los 21 puntos de su programa: 12 de ellos principian diciendo “mantener”, “avanzar”, “consolidar”, “continuar”, “fortalecer”, etc. Así que la implementación de su programa probablemente sí mejoraría en algún grado la calidad de la educación pública, pero siempre quedaría lejísimos del cambio radical que se requiere.
Pasando al programa de Anaya, pone a la educación pública como uno de los 16 puntos de su programa y lo comienza en la pág. 33 de 67 diciendo: “Desarrollar un sistema de educación pública, laica y gratuita, de calidad mundial”, cuya única novedad es la “calidad mundial” que propone. Luego, puntualiza en 10 puntos cómo lograr dicha calidad, pero sin hacer mención ni al desmantelamiento del SNTE ni a implementar un cambio radical hacia dicha calidad mundial, como el que ya está funcionando en la República de Chile:
Dicho nuevo sistema consiste básicamente en privatizar hasta donde sea posible la oferta de la enseñanza y la educación, quedando sólo su financiamiento y el control de su calidad a cargo del Estado: O sea, que en una región o distrito urbano determinados, los padres de alumnos que ahí vivan podrán matricular a sus hijos en la escuela que les parezca la mejor, dentro de los límites que se les marquen, y el gobierno pagará por su inscripción y por sus colegiaturas. Claro que en aquellas áreas dónde no haya oferta privada de enseñanza, el Estado tendrá que seguir impartiéndola.
Es, quizás, entendible que en una campaña política tan difícil y complicada como la actual, Anaya no descubra los aspectos más contenciosos de las políticas que pretenda implementar, como serían los desmantelamientos de los “sindicatos nacionales”, como el petrolero y el de los maestros, o el de la privatización de la oferta educativa, pero también podría suceder que ni siquiera intentara hacerlo, a cambio de “pactos” para obtener el triunfo electoral: Y entonces ¡Pobre México!
Atte.- JVG.- 02-05-18.