26/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

1º de Junio de 1915: Nombran gobernador del estado al general Pablo A. de la Garza, en sustitución del general Ildefonso Vázquez, quien murió después de resultar herido en un enfrentamiento con los villistas. Nacido en Monterrey, el 12 de enero de 1876, en donde estudió hasta ser abogado en el año 1900 en el Colegio Civil y se estrenó profesionalmente como juez de primera instancia en Salinas Victoria.

Tomando en cuenta que el ejército no contaba con escuelas propias de ciertas especialidades como médicos, abogados, o tenedores de libros (contadores) se recurría a contratar profesionales civiles dándoseles el grado de sargento. Así, De la Garza se integró al ejército porfiriano siendo enviado a Sonora como asesor de la primera zona militar; luego fue juez instructor militar en Guadalajara y Veracruz; en este último estado también fue nombrado fiscal militar.

Conforme a su desarrollo dentro del ejército, cuando regresó a Nuevo León, en 1909 ya tenía el grado de coronel como juez militar. En 1910 se licenció del ejército y fue nombrado juez federal en Piedras Negras.

Pero en 1913, cuando Victoriano Huerta asesinó a Madero y usurpó el poder, De la Garza dejó su puesto y se unió al movimiento constitucionalista. Ahí le reconocieron el grado de coronel y acompañó al general Pablo González Garza en su campaña de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. 

Pablo A. de la Garza mostró tener habilidades de estratega y organizador militar, manifestándolas en la toma de Monterrey de 1914, desalojando a los huertistas encabezados por Salomé Botello. En esta acción se le otorgó el grado de general,  y jefe de la novena brigada del cuerpo de ejército del Noreste. 

Recibió de Carranza el gobierno y mando militar de Nuevo León, Del 1º junio de 1915 -efeméride que hoy recordamos-, al 24 marzo de 1917. 

Durante su gobierno limó asperezas que otros gobernadores huertistas, carrancista y villistas habían generado con los grupos sociales regiomontanos como el empresariado, y la iglesia; eliminó los radicalismos, atendió las causas sociales de obreros y campesinos. Reconstruyó caminos y edificios dañados por las acciones de años de guerra, y restableció la Hacienda del Estado.

Con su gobierno inició el retorno de las familias regiomontanas que habían migrado a Texas por motivo de la Revolución Mexicana.

Al final de su gobierno, el 5 de febrero de 1917, fue publicada la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, con lo que se inició el proceso de formación de las constituciones locales. Siguiendo los protocolos óptimos, Pablo A. de la Garza presentó al congreso del estado la convocatoria para la elección del Congreso Constituyente y el proyecto de constitución.

Pero actuando con probidad, antes de que iniciara el proceso electoral del Constituyente local, Pablo A. de la Garza renunció el 24 de marzo de 1917, para no influir en el Constituyente. Entregó el poder a Alfredo Ricaut quien gobernó interinamente hasta el fin de los trabajos constituyentes.

Una vez concluida la Constitución se presentó como candidato para completar el cuatrienio constitucional 1915-1919, pero su triunfo no fue reconocido por el congreso del Estado y se declaró ganador a Nicéforo Zambrano.

Sin embargo, como en los tiempos revolucionarios todo era posible, durante 1918 y 1919 fue nombrado procurador general de la república, y en 1919 se hizo cargo también de la comandancia militar de los estados de Campeche , Yucatán y el territorio de Quintana Roo.  

Sin embargo, su militancia carrancista le obligó a que, cuando triunfó del Plan de Agua Prieta encabezado por Obregón y Calles, dejó la procuraduría y se autoexilió en Estados Unidos. Regresó al país en 1925, muriendo el 11 de agosto de 1932 en Ciudad de México. En su honor, el Cabildo de Monterrey bautizó con su nombre una importante calle de la Ciudad, y al oriente de la Ciudad existe también una colonia llamada Pablo A. de la Garza.