Después de su derrota hoy en las elecciones para la presidencia de Madrid, Pablo Iglesias, el líder de U. Podemos, anuncio su retiro de la política institucional. Su partido y “la izquierda” habrían sufrido una terrible derrota como lo ejemplifica el caso del PSOE que solo conservo 24 escaños en la asamblea local frente a partido de la derecha, Partido Popular (PP) con 65. Iglesias dijo ser el “chivo expiatorio” contra el que se dirige el discurso fascista (fue amenazado con el envío de 4 balas vía correo) y por eso; “ya no contribuyo a sumar” a las fuerzas de izquierda, dijo. A todos, incluso a sus adversarios, les pareció sorprendente la forma en que Iglesias y su partido se derrumbaron después de que en el 2014, llegaron a ser el partido de mayor crecimiento y con el mayor porcentaje de intención de voto. Iglesias entonces era la máxima estrella de la política y de las redes sociales. Sin embargo, Iglesias y Podemos no cumplieron con su misión. Habían surgido en medio de un derrumbe del sistema financiero europeo y de la propia Union Europea y encabezaron las luchas contra las políticas de la “Troika” (La Unión Europea, el Banco Central Erupeo y el FMI). El pueblo español --- movilizado entonces contra la reforma laboral fascista; los desahucios (embargos) por bancarrota de las familias; el descarado rescate de los bancos en quiebra como Santander, BBVA, Caixia, Popular etc, con recursos públicos y a costa del sacrificio de los servicios públicos, la educación, el sistema de salud etc. --- les había dado a Podemos y a Iglesias, el mandato de encabezar esa lucha. Así lo hicieron, pero al no contar con un programa alternativo, es decir, para una salida de España de la UE y un programa alternativo para la conformación de un nuevo sistema financiero europeo integrado por naciones soberanas y sin la dictadura de Bruselas. Para Iglesias y Podemos eso era un terreno desconocido, algo que no podían comprender y sus herramientas intelectuales no lo permitían. La lucha se volvió pura resistencia. Movilizaciones si, pero por demandas inmediatas como la “renta básica” o “nacionalización de empresas estratégicas” etc. Poco a poco sobrevino “el desgaste” como lo llamó hoy Pablo Iglesias. Igual que paso a Syriza en Grecia y a Sin Fein en Irlanda. Después de esto vino la “etapa pragmática”; la de la lucha y los acuerdos con otras fuerzas por los escaños, los puestos y posiciones en el gobierno, hasta llegar a apoyar la candidatura de Pedro Sánchez del PSOE para la presidencia del gobierno español, a cambio de algunas “vicepresidencias”, pero sometidos a los dictados de la Troika como siempre lo estuvo el PSOE. Se “cambio camino por vereda”. Se abandono la lucha contra la dictadura de la Troika por no tener una alternativa y solo una mescolanza de ideas “de izquierda” sumadas a las causa “progre” como el aborto, los matrimonios homosexuales etc. El Pueblo español ya no ve en Podemos ni en Iglesias nada mejor que el PSOE o el PP.