Enero 31 de 1824: se publica el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, transformando la vida de los mexicanos que adquieren la calidad de ciudadanos en vez de súbditos. Por tres largos siglos este país fue virreinato de España, y desde 1822 y 1823, el Imperio Mexicano. Urgía tener una definición, porque el territorio nacional comenzaba a mermar pues las provincias de Centro América se escindieron, y hasta Chiapas -sobre todo la región de Soconusco- estuvo cerca de no pertenecer a nuestro país. El Acta Constitutiva de 1824 resolvió el debate que se centraba en si deberíamos ser república central o federal, quedando la segunda alternativa como la elegida. En cuanto a las provincias que integraban esta República el Acta menciona que serán todas las que formaban parte del virreinato de Nueva España, incluyéndose a las provincias internas de Oriente y de Occidente, en donde estaba la nuestra, del Nuevo Reino de León. Afortunadamente quienes manejaban los asuntos públicos en esta región norteña, terminaron sumándose para bien de Nuevo León y de México.