21/Nov/2024
Editoriales

La Navidad en Monterrey, 2023

Quienes somos naturales o vivimos en Monterrey, no podemos encontrar mejor lugar para convivir en Navidad con nuestras familias. Monterrey es, desde su fundación, una Ciudad cosmopolita, donde el ritual de la Navidad se practicaba de distintas maneras, porque la carga cultural de cada familia fundadora era diversa y se reflejaba en su particular forma de cristianizar a los nativos. 

 

La Navidad se celebraba de diferentes formas

Ciertamente desde 1596 llegó la Navidad a nuestra Ciudad, pero no había uniformidad de su celebración en todas las casas, pues ello dependía de sus costumbres originales. Veamos.

  Antes de la Nochebuena, los castellanos y leoneses instalaban el Belén, con imágenes que pedagógicamente representaban los diversos aspectos de la Navidad, como los ángeles que anuncian la venida del Salvador, los pastores, los reyes magos y, desde luego, la Sagrada Familia. También representaban al diablo, recluido y vencido por la llegada del Salvador -la tradición de los nacimientos o Belenes fue iniciada por San Francisco de Asís en el siglo XIII-. Estas familias jugaban a la Lotería de Navidad, rifando objetos valiosos como peines, sombreros, o adornos. Y daban “aguinaldo” a los niños con una moneda, un dulce o un pan. 

 

Los aragoneses también ponían el Belén, pero cantaban villancicos y comían mazapanes -nueces molidas con azúcar o piloncillo y anís-. Los asturianos iluminaban los belenes con velas y luego de cenar alimentos de la región, encendían una fogata en la entrada del solar para espantar al Diañu “diablo” y que El Niño Jesús pudiera llegar a la casa sin molestias.

 

Los vascos, después de cenar cantaban villancicos toda la noche y luego de la misa de Navidad cargaban un burro con regalos para los niños. Los valencianos sólo visitaban los belenes de los demás, comían puchero (caldo) y buñuelos u otros panes de dulce.

 

La Navidad para los migrantes

Los migrantes de las regiones que ahora son Italia (que en ese momento pertenecían a la corona española) cenaban pescado, comían dulces como el ciciole -pasteles hechos con los ingredientes de la región- y realizaban una procesión del Niño Jesús.

 

De tradición traída de los primeros africanos asentados en el Caribe, viene el colocar “Ángeles” en las iglesias; a veces toscos de paja y trapo, y algunos otros de gran belleza tallados en madera.  

 

La Navidad para los indígenas

En los primeros años de Monterrey eran escasos los indígenas mesoamericanos, quienes celebraban la Navidad con belenes, adornos florales, danzas y canto de villancicos. Ante la escasez de maíz comían alimentos de la región o al estilo castellano. Fue hasta después de 1624 con la migración masiva  de náhuatls y tlaxcaltecas -cuando ya abundaba el maíz-, aparecieron los tamales, atoles y otros alimentos de este rico cereal.

 

La misa de Nochebuena era obligatoria tanto para indígenas como europeos, así como el canto de villancicos (cantos religiosos y populares) y luego en Navidad dulces de piloncillo a veces combinados con leche, con nueces o frutos de cada región del país.

 

La Iglesia uniforma la celebración de la Navidad con el resto del virreinato

Fue hasta 1782, con la llegada del primer Obispo, cuando la celebración de Nochebuena en nuestra Ciudad se uniformó con el resto del virreinato. Consistía en cena familiar, misa, posada, el rezo del rosario, las letanías, y villancicos. En Navidad se repartían dulces y algunos objetos utilidad y otra vez misa; los ritos formales eran en latín por lo que la mayoría solo “oía”, sin entenderlos.

 

Las dos misas de Navidad y la evolución de la cena

La misa de Nochebuena o de Gallo” se celebraba tarde, cerca de la media noche, y la misa de Navidad, al medio día. Las celebraciones se hacían en todas las iglesias del Nuevo Reino de León, con procesiones, fiestas y fuegos artificiales en las plazas cercanas. Con el tiempo, la cena fue evolucionando a tantas variedades como familias había: guisado (de puerco, carnero, res o aves), tamales, romeritos, guajolote, moles, y pescados. 

 

El variado menú de platillos para la cena de Nochebuena

Hoy día los nuevos regiomontanos migrantes, de cualquier nacionalidad, preparan sus platillos típicos. Los haitianos, arroz y pollo criollo; los nicaragüenses, cerdo relleno o agridulce; los salvadoreños, tamales de harina; los coreanos, el jeotgal. Y los migrantes nacionales preparan cenas de Navidad de romeritos, moles poblanos, cochinita pibil que, sumados a platos locales como pavo, tamales, pierna y lomo de cerdo, carne asada, cabrito, y discadas, conforman un variado menú para disfrutarse en la Cena de Nochebuena. 

 

El ambiente festivo de Navidad en el siglo XIX

Regresando a la historia, a partir del Siglo XIX se agregó una feria en la Plaza de Armas para después de la misa de Navidad, donde la gente podía comer. Algunas veces la pagaba el Cabildo a nombre del Rey; en otras la Iglesia, y algunas veces se vendían los alimentos. Había maromas (acrobacias), marmotas y otros animales amaestrados, así como algunos juegos de azar. 

 

Proliferan los nacimientos o belenes

El nacimiento o belén se exhibía durante todo el adviento -cuatro domingos antes de Navidad- sólo en los templos y conventos, pero después en las casas de gente adinerada, y finalmente se generalizó por toda la Ciudad.

 

La Reforma trasciende en la celebración pública de Navidad

Hasta 1857, que el estado y la iglesia estaban unidos, los alcaldes y cabildos, gobernadores, comandantes militares y sus tropas, así como los funcionarios reales y militares, estaban obligados a acudir a los oficios religiosos. A partir de esa fecha los funcionarios pueden practicar sus credos en privado, pero no acudir a funciones religiosas en su calidad oficial, excepto los que formen parte de actos diplomáticos con la Ciudad del Vaticano, como estado soberano.

 

Las costumbres navideñas se mantuvieron idénticas al tiempo colonial hasta que, con la invasión francesa (1862-1867), llegó el Árbol de Navidad.   

 

La importancia del árbol de Navidad

El Árbol de Navidad fue traído a México por el emperador Maximiliano de Habsburgo. En la navidad de 1865 instaló en su residencia, el Castillo de Chapultepec, el primer Pino de Navidad en México; la novedad fue copiada por algunas familias acomodadas en todo el territorio nacional. Y de nuevo se sincretizó el ritual pues, bajo el Árbol de Navidad se colocó el pesebre, nacimiento o belén de origen italiano. A partir de ese tiempo, las misas son dos, la de Gallo y la de Navidad. 

 

En el siglo XIX, quien traía los juguetes era El Niño Dios

Luego del triunfo de la República contra el invasor francés, la paz llegó con Juárez, Lerdo y Díaz. Además inició un mayor intercambio cultural y comercial con Estados Unidos, por lo que algunas familias regiomontanas empezaron a incluir en la cena de Navidad el Pavo y a sustituir los regalos útiles para los niños como ropa y calzado, por juguetes que, hasta entonces, en nuestra Ciudad aún traía” el Niño Dios. 

 

En el porfiriato (1876-1910) empezaron a aparecer los Árboles de Navidad en oficinas públicas; las cenas oficiales de Navidad y posadas que, sin embargo, no alcanzaron a instaurarse como una tradición, pues le siguieron algunos gobiernos revolucionarios antireligiosos. 

 

Comienza el municipio a adornar la Ciudad

En los años 40 del siglo XX inició la tradición de que los municipios adornaran la Ciudad con motivos navideños como luces de colores, candiles, arreglos con forma de corona, esferas, y caramelos. Por un tiempo estos gastos se compartían con la iniciativa privada.

 

Santa Claus bebía Coca Cola

Por esos tiempos, también cobró popularidad Santa Claus, sobre todo en lugares fronterizos, donde la influencia norteamericana es más profunda. Ya para los años 50 del siglo pasado Santa Claus, de la mano de una empresa refresquera -Coca Cola- dominó la publicidad navideña. 

 

El comercio informal y la piratería

Desde los años 60 el comercio informal se multiplicó en las temporadas navideñas. Al principio vendían en puestos semi fijos, dulces, lonches, y refrescos. Luego se agregó la llamada fayuca” de juguetes y productos de baja calidad que llegaban de contrabando, y el siguiente paso fue vender artículos “pirata” de manufactura china.

 

El consumismo se apodera de la Navidad

Paulatinamente el consumismo llevó a que no sólo los niños recibieran regalos, sino también los adultos, organizándose intercambios en las empresas, en las familias, y entre amigos. El consumismo parece ganar la Navidad, con regalos caros, cenas ya preparadas, y otras futilidades que ocultan el verdadero significado de la Navidad, que es básicamente una festividad religiosa. Claro que estas frívolas costumbres actuales tienen algunos aspectos positivos como el fomento de la unión familiar. 

 

La Navidad tiene aceptación universal

La Navidad es una de las pocas celebraciones católicas que son admitidas por otras religiones e incluso por ateos. Es alegre y, en países taoístas y sintoístas como Japón, Corea del Sur, y Singapur, las ciudades se visten de Navidad con sus tradicionales arreglos y regalos, a pesar de que Jesucristo no tiene mayor significado en sus vidas. 

 

El Maratón Lupe - Reyes

En cambio en México la Navidad es base de las festividades conocidas como “El Maratón o Puente Lupe-Reyes" que inicia desde el día de la Virgen de Guadalupe -el 12 de diciembre-, después los 9 días de posadas, del 16 de diciembre hasta la Noche Buena y la Navidad. Una semana después de las fiestas de año nuevo, sigue la fiesta de la Epifanía del Señor, el 6 de  Enero, llamado el Día de Reyes, que se extiende hasta el 2 de febrero, Día de la Candelaria. 

 

La Navidad, elemento importante de la economía

Además de su significado religioso y festivo, la Navidad es un gran detonante económico. Permite que muchas familias se ayuden a sí mismas, vendiendo chocolate caliente, churros, buñuelos, atoles, y elotes. El comercio establecido también se beneficia durante el “Maratón”, como es el caso de los restaurantes que venden más que en todo el año.

 

Los adornos navideños en las calles y plazas

Los grandes parques y plazas de los municipios se arreglan como todo tipo de atracciones y espectáculos; la plaza Zaragoza, la Macroplaza, la Explanada de los Héroes, el paseo Santa Lucía y el Parque fundidora este año son una gran atracción para turistas y alegría para todos los habitantes de la Ciudad.

 

El sentido religioso de la Navidad que es el nacimiento del Salvador, nos trae la esperanza y se debe trasladar a todos los aspectos de la vida. Es una renovación del espíritu que no debemos dejar que se diluya en la vorágine de los problemas cotidianos. Apenas ayer fue el festejo navideño y no se puede desperdiciar esta oportunidad de continuar pensando positivamente en Dios.  Hagamos de esta navidad 2023 el inicio de una vida más pacífica y armoniosa con nuestra familia, con la comunidad, y con la naturaleza.

 

 

Fuentes:

 

 

http://ciencia.unam.mx/leer/520/Asi_llego_Santa_Claus_a_la_cultura_mexicana