Los tiempos de desaliento y desorientación son propicios para el nacimiento de nuevas ideologías que permitan una interacción fructífera que abarque e incluya a los millones de gentes, 120 en el caso de México, que conforman las naciones modernas, pero ¿Qué es una ideología?
Pues básicamente es una invención, aunque no dirigida hacia cuestiones existenciales, como lo son las religiones, sino hacia cuestiones de convivencia política y económica. Si nos escandaliza el término “invención” añadiremos que debe estar basada en expectativas realizables, posibles, alcanzables, según lo avale la historia, la economía y la sociología.
En el caso de México ¿Qué nos dicen estas disciplinas? Pues la historia siempre nos ha dicho, desde nuestro nacimiento como nación, que las naciones más ricas, educadas y donde impera el orden legal son las llamadas del Primer Mundo, todas las cuales se rigen por democracias liberales. La economía nos dice que no sólo en todas ellas rige el sistema de libre mercado o capitalista, es decir co los medios de producción en manos privadas, sino que hasta países con regímenes autoritarios del Segundo Mundo, como Rusia y China, también los han adoptado.
La sociología es la que nos hace ver nuestro principal problema: Casi todos esos países de los Mundos Primero y Segundo tienen poblaciones racialmente muy homogéneas, mientras que en México estamos divididos entre indios, mestizos y blancos y, además, en muchos estratos económicos, en muchos casos también marcados por las líneas étnicas.
Entonces, nuestra nueva ideología lo primero que debe tomar en cuenta es que va a ser un proceso largo y difícil para llegar al igualitarismo deseado; Y que para lograr lo cual lo más esencial es que todos actuemos de buena fe, para lo cual el núcleo de la nueva ideología debe ser la inaceptabilidad de la corrupción egoísta: Éste debe ser el enemigo principal, lo inaceptable: Todo puede ser posible menos transar con los saqueos del Erario entre “gobernantes” y “contratistas”.
Visto el momento político actual, ya por principiar las campañas para las elecciones generales de 2018, ¿Cuál debe ser nuestra postura? A) Todos los candidatos del PRI inaceptables, excepto aquellos pocos que por razones de historial personal y por el tono de su campaña, sea creíble que no serán corruptos; B) El Frente Unido PAN, PRD y MC sólo será creíble si al formalizar su alianza seleccionan a sus candidatos de manera democrática y abierta y hacen creíble su postura anticorrupción al expulsar o no considerar a todos aquellos de sus afiliados cuyos desempeños en puestos públicos hayan sido deshonestos; C) En cuanto al Partido Morena, si una de las metas de AMLO sigue siendo el volver a hacer de PEMEX un monopolio, no propiedad de los 120 millones de mexicanos, sino sólo del medio millón de flojos y corruptos que mal manejan las refinerías y sangran los oleoductos, mientras sus líderes gastan sus mal habidos millones en Las Vegas, entonces estaría mostrando con todo descaro sus intenciones demagógicas que, al final, serían una más mala versión del PRI.
Y ¿Si ninguna de estas tres posibilidades “partidistas” demuestra ser buenas opciones? De los independientes “El Bronco” ya ha demostrado ser un vergonzoso “comprado” ¿La Zavala? ¿Otro? Espero que el fino olfato del pueblo de México vaya encontrando durante las campañas aquel que puede ser el adalid que necesitamos.
Atte.- JVG.- 10-11-17.